Y cayó la nieve nomás. Aguanieve, plumas, copitos. Un espectáculo natural que no veíamos desde 1997 (año en que me casé, cof, cof, presente lo tengo yo). Que no va a nevar decían los meteorólogos, que sí va a nevar señalaban los sitios web en sus pronósticos, que hay que cubrir las tuberías le decía yo a MiEspo.
Conocí la nieve en Fresnillo, Zac., nos advirtieron las precauciones que debíamos tomar y las seguimos. Era la tarde-noche del 12 de diciembre del ’97, la marcha de las antorchas salía de las entrañas de la Mina Proaño para proseguir por las calles del centro hasta el templo de Guadalupe.
Salí, cámara en mano, a unirme a la procesión desde la Plaza del Obelisco. Tomé un par de fotos, se me acabó el rollo y ya casi no tenía pila el flash (¡Uju!). La temperatura bajó notablemente de un momento a otro y yo toda entumida, decidí regresar al departamento.
A la mañana siguiente todo Fresnillo cubierto de nieve, los árboles tenían como estalactitas de hielo colgando de sus ramas, la gente y los autos, patinaban por las calles. Compré otro rollo de 36, salí en la bicicleta y a tomar fotos… Wiii!!!
Lo malo fue que nos quedamos algunos días sin agua, recogí nieve en tinas para tener líquido en casa, escaseó el gas, se tronó la tubería principal que iba del tinaco a surtir cada departamento… en fin, en fin. 😦
En la Comarca Lagunera el paisaje era similar, había nevado también y la gente estaba maravillada. Pasaron 20 años, se repitió el fenómeno. Mis hijos, emocionados querían salir a jugar en la nieve. Los dejé, por unos momentos, digo yo, no fueron a la escuela por el frío, ¿pero sí que salgan a brincar? Ehhh… Los pobrecillos andan con tos y están en tratamiento, así que no los iba a arriesgar a enfermarse más gravemente. ¡Qué mala soy!
Para que no se quedaran con las ganas les junté nieve de la terracita en unas tinas y pusieron manos a la obra, hicieron unos mini-monos de nieve jeje. La Mija tuvo que presentar examen en su escuela, así que ella sí tuvo su guerrita de nieve con sus compañeras. 😉
Tomé la cámara, quise salir a fotografiar la plaza y el centro… pero había dos chiquillos tosientos en casa, y yo tenía muchísimo frío… así que esperé a que los demás lo hicieran, la muy comodina, abajo dejo los enlaces por si alguien quisiera ver.
¿Cómo algo tan simple como la nieve, puede despertar al niño que llevamos dentro? Hacernos recordar, ilusionar y sentir aún en estos tiempos, sorpresa.
P.D. Habrá que esperar otros 20 años para la próxima nevada 😉
P.D.2 Según registros, ha nevado en la Laguna en 1947, 1967, 1997 y 2017
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Título original Coco
Director Lee Unkrich, Adrian Molina
País Estados Unidos
Año 2017
Clasificación A
Duración 1 hr 48 min
Género Animacion
Miguel Rivera es un niño mexicano, quien anhela ser un cantante famoso, tal como su ídolo Ernesto de la Cruz, pese a la oposición de su familia, lidereada por su abuelita.
En plena celebración del día de muertos, Miguel se rebela y huye hacia el panteón, donde, sin «querer queriendo», es transportado al inframundo. Ahora deberá regresar al mundo de los vivos, si no quiere convertirse en otra fotografía en el altar.
Spoilers a continuación. Mi primera reacción ante la noticia de «Coco» fue relacionarla con «El Libro de la Vida», al igual que muchos compatriotas. Y evidentemente, hay gran similitud, partiendo de que ambas tratan sobre la tradición mexicana del día de muertos, el diseño del inframundo es muy parecido, colorido, vistoso, en las dos se habla sobre los «recordados» y los «olvidados», la verdadera muerte dicen, cuando ya nadie en el mundo de los vivos te recuerda… el valor de la familia, aún muerta, sigue siendo familia.
En «El Libro…» el protagonista muere y de algún modo logran regresarlo a la vida. En «Coco», el protagonista, casi muere, y de algún modo logran regresarlo a la vida. Hay numerosas canciones, estereotipos, y cierta sensación de Déjà vu que te acompaña durante la proyección de una y de la otra.
¿Notó usted una referencia sútil a «Back to the Future»? ¿No? Le cuento: Miguel debe volver al plano actual porque corre el peligro de morir, su mano se empieza a desaparecer, quedando literalmente en los puros huesitos, en tanto Marty McFly debe volver al tiempo actual porque corre el peligro de no-existir, su mano comienza a desvanecerse durante el baile de la Prepa. Miguel trae puesta una sudadera roja, Marty un chaleco rojo. Los dos llegan a «otro mundo» buscando al más poderoso del lugar: Ernesto de la Cruz y Biff Tannen, cada uno con sus oscuros secretos de cómo llegaron a tan privilegiada posición. Ambos tocan la guitarra, no quieren ser como sus padres, en algún momento reniegan de sus familias y de sus tradiciones. Y, el punto culminante… se lo digo en los comentarios que ya revelé demasiado.
También entra a cuento el cadáver de la novia, en la escena donde la familia va con el Gestor, a que les expliquen como devolver a Miguel a la tierra de los vivos, es la misma que cuando Víctor y Emily acuden con el Anciano Gutknecht, para que les ayude a regresar a Víctor… ¡A la tierra de los vivos!
Wall-E, viendo una cinta VHS en el reproductor, aprendió a bailar. Miguel hizo lo propio, instruyéndose en cómo tocar una guitarra. A Mérida su mamá le rompe el arco con flechas y ella sale corriendo a llorar. A Miguel le destrozan la guitarra que había hecho con sus propias manos y sale corriendo… a llorar. *Aportación de la Mija
Bueno ya, ya estuvo. La cinta me encantó, me fascinó, me dejó perpleja con su producción, su musicalización, su manufactura, los DE-TA-LLES (oiga, las arrugas y los vellitos faciales de la bisabuelita Coco, ¡Oh, oh y recontra oh!), toda la investigación que hubo acerca de costumbres, tradiciones, dichos, cultura mexicana.
Por donde le busque, no daban respiro, de la sorpresa al llanto, del llanto a la risa, de la risa a la reflexión. Mientras que «El Libro..» es una película dirigida por un mexicano, «Coco» se siente más mexicana y cercana, aún teniendo un estadounidense en la dirección. Quedé muy sorprendida y satisfecha con el doblaje mexicano, al punto que no reconocí varias de las voces de quienes soy admiradora, estaba totalmente inmersa en la cinta.
Oiga y me volvió a pasar. Confundí el Gran Hotel con el Palacio de Bellas Artes, parte de la arquitectura usada en la película está basada en el primero y en el Palacio de Correos (sí, ese que prometí visitar cuando terminase de ver Bellas Artes y no volví). ¡Snif!
Todos los personajes están excelentes, puedes identificarte perfectamente con Miguel, quien no quiere seguir el oficio familiar, o con Mamá Imelda, la matriarca de la familia, quien sola sacó adelante a su hija, o bien con Héctor, persiguiendo su sueño de ser músico, todos tenemos una tía Rosita o una tía Victoria en nuestras familias.
Pos que la familia de Pedro Infante no dió permiso para que apareciera en la cinta, y sí lo nombran y todo, pese a ello, el rostro de Ernesto de la Cruz es una calca de Pedrito, así que no sé que pachó ahí. Si usted puso atención pudo observar a Infante, Negrete, La Doña, Zapata, Cantinflas, El Santo, el Cavernario, Blue Demon y el … ¡Ah, no! De risa loca la inclusión de Frida Kahlo y su aportación artística, ¡Genial!
Y está muy padre que el resto del mundo comprenda mejor nuestras tradiciones, pero está mucho mejor que nosotros mismos valoremos nuestra cultura.
Coco = [El Libro de la Vida – The Corps Bride + Back to the Future] *[1/(Walle+Brave)∩ Pedro Infante (again)]
**Nota aparte: Estamos acostumbrados a ver el corto de Pixar antes de la función de estreno en turno, sin embargo no sé porqué extraño motivo, razón o circunstancia decidieron proyectar el corto de Frozen, al cabo de pocos días la gente exigió que se retirara de las salas, que si no era corto (21 min.), que si aburrido, que si molesto, en fin, en fin. Para cuando nosotros fuimos ya no nos tocó. Y no me quejo de no haberlo visto, pero si me hubiera gustado decidir por mí misma si valía o no la pena.
P.D. TODO el cine lloró, menos MiNene, porqué no entendió. No está triste, es muy, muy emotiva. No en vano es, hasta el momento, la cinta más taquillera de todos los tiempos en México. Si no la ha visto, vaya. Si ya la vió, vuelva. De hecho, hay personas que la han visto dos o más veces en el cine. *Actualización: 3 veces la vi en el cine. Lo que nunca.
P.D.2 MiNene ya nos prometió, a MiEspo y a mí, que pondrá nuestra foto en el altar cuando estemos muertos, para asegurarse de que vendremos a visitarlo. ¡Snif, moco, moco!
P.D.3 Al final de los créditos aparece la leyenda: «Si usted desea saber más de esta tradición, vaya a su biblioteca local» … Sin palabras 😀
P.D.4 Lleve su paquete de klennex, lo va a necesitar. Y si no lo usa, se lo puede pasar al de al lado. 😀
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Ayer se llevó a cabo el Concurso «Altar de muertos y Catrinas 2017», promovido por el Comité de Festejos de Cultura y Eventos Tradicionales de México, en la Plaza Mayor de Torreón. Participaron desde jardines de niños hasta preparatorias y otras agrupaciones civiles.
En último momento MiBeba decidió participar y córrele, la Mija la maquilló, le pusimos el sombrero que usó la Mija hace años y vámonos. No quedó finalista, se puso muy triste porque quería ganar, aunque le insisto que lo padre es divertirse y conocer otras niñas, no, no la convencí 😦 Igual que MiBeba, otras chiquitinas se aburrieron de esperar y se pusieron a llorar. Algunas se marcharon a medio concurso.
Muy creativos los altares, con sus elementos distintivos, pero con su toque particular. Varios de ellos dedicados a los niños, estudiantes y personas fallecidas el pasado 19 de septiembre… :´(
Y las catrinas ¡Nálgame el santo niño! No sabe uno para donde voltear, me impresionaron especialmente la chica vestida con papel de china negro y dientes plateados, la catrina con vestido de platos deshechables y de nuevo, una chica con un altar en su falda. ¡Qué impresión!
También hubo presentaciones de danza y canto, que no pude apreciar muy bien, por andar cuidando a mi criatura que se formara y no se fuera a caer por las escaleras. O se me escapara corriendo, no vaya a ser.
Me topé por ahí con la llorona, MiBeba no quiso tomarse la foto con ella, así que fui yo quien salió al quite (la tomó MiBeba). Emmm, yo soy la de rayas ¿Eh?
Una tarde agradable, llena de música, color y recuerdos.
Terminado el recorrido en Ojuela tomamos un autobús a Mapimí («Cerro elevado» en cócome), que nos dejó en la plaza principal. En contraesquina se localiza la casa donde se hospedó el Presidente Benito Juárez, mientras huía hacía el Norte durante la Guerra de Reforma.
El edificio es ahora Museo de Historia de Mapimí y se encuentra en excelentes condiciones, se nota que le dan mantenimiento constante. Había una exposición temporal con fotografías tomadas por alumnos Lasallistas, entre ellas varias del panteón.
Aún conservan la cama donde el oaxaqueño descansó su humanidad y varios artículos de la época. La entrada al Museo es mediante aportación voluntaria, los encargados se portaron muy amables, nos permitieron pasar aún cuando faltaban 5 minutos para cerrar, luego nos recomendaron un hotel para alojarnos esa noche.
Una vez acomodados en el hotel, salimos a pasear «al centro». En la misma plaza había un trenecito infantil, nos subimos los 5 y nos llevaron de tour de orilla a orilla de Mapimí. Por donde pasábamos la gente nos decía adiós con la mano 🙂
Andaban muchos niños solitos en la noche, jugando, caminando, las familias sentadas afuera de sus casas, con las puertas abiertas… todos saludando y sonriendo. La gente en todo momento nos trató con excesiva cortesía, demasiada diría yo.
A la mañana siguiente nos dirigimos a la Iglesia de Santiago Apostol, construcción jesuita que data del siglo XVI, de cantera labrada y sencilla fachada.
Era Cuaresma y los Santos ya estaban cubiertos con telas moradas, imagino que así están los 40 días, acá en mi parroquia sólo los tapan de jueves a sábado Santos.
Al lado de la Iglesia están los restos del Convento de la Orden de Nuestra Señora del Monte Carmelo, en donde estuvo preso Miguel Hidalgo y Costilla camino hacia Chihuahua a su ejecución. No se veía ningún guardia, ni encargado cuando llegamos a preguntar. Una persona nos dijo: «Quiten la puerta y entren, nomás vuélvanla a poner en su lugar al salir». En realidad es un pequeño cuarto, con las diferentes banderas que ha tenido México en su historia y unas pocas pinturas. Pero sí nos sorprendió la confianza de los lugareños.
Entramos a la Presidencia y nos tomamos unas nieves en la plaza. Ya mis hijos estaban algo cansadillos de caminar y el sol estaba en pleno. Me lancé sola al panteón, entusiasmada por las fotos que había visto el día anterior. Lápidas de 200 años, ángeles incompletos y una paz sepulcral.
El velador del panteón me indicó que más al fondo se ubicaban las tumbas más viejitas, separadas por sectores según la etnia (gringos, alemanes, étc), sonaba interesante pero ya me dió cuis cuis porque no se veía ningún alma por ahí, así que, mejor me regresé por donde venía.
El cerro de la India se aprecia desde cualquier punto de Mapimí, por lo que no podía irme sin tomar la foto de perfil XD. Caminamos otro rato en búsqueda de un balneario o alberca que nos habían mencionado, pero triste mi calavera, no era temporada.
Entramos a esta tienda con pinta antigua, donde venden lonches y hamburguesas. El dueño hace maquetas del puente de Ojuela con palitos. A miEspo se le ocurre preguntarle por una fotografía en blanco y negro que tenía en la pared. Era la misma tienda después de haber sufrido un incendio. El señor se inspira y comienza a contarnos que ese lugar tiene más de 160 años de funcionamiento, cuando llega el camión y tuvimos que subirnos a toda prisa, de vuelta a casa.
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Desde que era una niña, mi papáA (abuelo) me contaba sobre el famoso puente de Ojuela, a las afueras de Mapimí, Dgo. Yo, que siempre he sido temerosa de las alturas, le pedía por favor no me llevara jamás a ese lugar, creía que los tablones se romperían apenas pisarlos y que moriría al pie de la cuesta. Lo curioso era que nunca me mostró una fotografía, sólo mi imaginación y su oratoria formaron en mi mente la estampa de uno de los lugares que más anhelaba y temía conocer.
Luego, cada visita al Museo de los Metales, me recordaba esa cita pendiente: Ahí cuentan con una maqueta del Puente Colgante de Ojuela, el recorrido guíado incluye la explicación y referencia de otro puente muy conocido, el Golden Gate.
Un fin de semana nos decidimos y tomamos el autobús en la terminal de Gómez Palacio, por la calle Madero, entre Patoni y Escobedo. Los camiones salen cada hora y son muy puntuales, desde las 7:00 am hasta las 8:00 pm; hacen descuentos a estudiantes, maestros y tercera edad. Costo: $60 Por persona.
Nos recomendaron dos opciones: Llegar hasta Mapimí y en la plaza tomar un taxi de regreso a Ojuela (10 min.) o bien, bajarnos en Ojuela, hacer el paseo y a la salida tomar un taxi a Mapimí. Nos decidimos por lo segundo, aunque significara cargar más tiempo las mochilas.
El trayecto dura alrededor de una hora, pasa por varios ejidos (Vergel, 6 de Octubre, Bermejillo y puntos intermedios), con paisajes semidesérticos, vacas pastando y docenas de cruces a la orilla de la carretera, marcando el lugar donde pereció algún ser querido †
Desde la entrada al Parque Minero Ojuela hasta el Puente hay una distancia de 7 km, si usted va en coche debe esperar su turno porque el camino de terracería es angosto y sólo permite el tránsito en un sólo sentido. Costo: $40 Automóvil $40 Adulto $20 Niño
Para quienes declinan la oferta de sacarse callos y juanetes, existe el servicio de transporte compartido: Una vagoneta (de los 70’s tipo lancha) que se renta entre varias familias, le lleva al Puente y le regresa. Costo: $500 Viaje -Cof, cof, por eso se comparte-
Cuando al fin llegas el escenario es ¡Increíble! el cielo azul, el aire fresco, el cerro verde, la mina, el puente ¡Lotería! 😛
Pasamos por el puente: Mija por delante, MiEspo con MiBeba y MiNene agarrados cada uno de su mano y yo… despacio… queriendo grabar en mi mente cada tramo, sintiendo la presencia de mi papáA a mi lado, aspirando el aroma de la madera vieja, admirando el trabajo de ingeniería, escuchando el trinar de los pájaros y el rechinar de los cables… ¡seeeh!
A pesar de encontrarme a 95 m de altura no sentí miedo… por el contrario percibí paz, el aire entrando en mis pulmones y una quietud ajena y conocida a la vez. Impresionante, no comprendo como fueron capaces de erigir semejante obra.
En 1898, el ingeniero alemán Santiago Minguín construyó el puente, para agilizar el tráfico de minerales y mineros, antes de esto se hacía uso de mulas que subían y bajaban por el despeñadero. Atravesar sus 315 metros es una experiencia única. En algunos tramos hay tablones nuevos, otros más antiguos y sinceramente no sé si habrá de los originales.
La entrada a la Mina Santa Rita es opcional: Se forman grupos de veintitantas gentes, a los adultos se les presta un casco (muy necesario porque el techo está muy bajo, MiEspo se dió 3 cocotazos) y a algunas personas se les asigna una lámpara de carburo (Mija fue una de ellas) y ♫aiho aiho nos vamos a cavar♪. Debe permanecer cerca del guía para escuchar mejor las explicaciones, también para no perderse (mi temor no era que se me apareciera un minero muerto, sino extraviarme en la oscuridá).
Un grupo de españoles comandados por el Jesuita Servando de Ojuelos descubrió una gran veta de plata en el año de 1598, pasando a formar parte del Camino Real de Tierra Adentro. Actualmente sólo una de las minas sigue en explotación, las otras 13 están inundadas. Si usted es gustoso puede tomar el trayecto largo, subir por un respiradero y apreciar otra vista del conjunto. Costo: $40 Adulto $20 Niño
Otra actividad muy solicitada es la tirolesa, Mija se animó y yo no quise quedarme atrás, no me atreví a sacar la cámara no se me fuera a «cair», es la 3a. ocasión que me aviento al vacío, muy recomendable para sacar el estrés. Aunque, luego le hacen firmar una liberación de responsabilidad, por accidente o muerte… ¡gulp! y el estrés le vuelve a entrar al cuerpo. ¡Chicleeeeeeeees! Hay diferentes longitudes a escoger.
Costo:
Si el hambre le gana hay un restaurante con antojitos y comida típica, económico, limpio y muy buena sazón. Pa’l recuerdito están los llaveros, hachas (las cuales tengo escondidas para evitar rebanamientos dediles), adornos y piedras extraídas de las entrañas de la Mina.
Al regreso hay que esperar a que el vehículo esté disponible y el camino libre. Para hacer tiempo anduve merodeando las ruinas de las casas y oficinas, imaginando sus días de esplendor, preguntándome cómo sería la vida en aquellos años.
El chofer nos comentó que no había servicio de taxis de ahí a Mapimí, por lo que nos fuimos a la carretera a tomar el siguiente autobús que pasara y nos dejara en la plaza.
Existe la alternativa de visitar el lugar con agencia de viajes o bien contactar a Filiberto Islas, gerente de la OCV e informarse por paquetes.
Le dejo por aquí un vídeo de Alan x el mundo.
Cómo llegar
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