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Madre Sin Hijos

Tres Manitas

Hace varios años, en una posadita nos tocó entrar a una casa grande, muy bonita, muy adornada. En la sala donde rezamos, había colgado un retrato enorme: Era la señora de la casa, creo que su marido y sus ocho hijos, todos mayores, muy guapos y trajeados. ¡Qué padre! Pensé. Cuando estábamos comiendo tamales, la señora nos contó que nunca la van a ver, que no la visitan, que la casa está enorme para ella sola (es viuda). ¡Qué triste! Pensé.

Cuando el administrador del Centro Porcino le pidió la casa a miPapáA, creímos que se iría a vivir ahí. Estábamos equivocados, llevó a su madre, quien padecía de sus facultades mentales, permaneciendo así hasta su muerte. Supongo que le llevaban comida, o no sé si la atenderían, por lo que supimos estaba sola. Y tenía más hijos, quienes no se hicieron cargo de ella.

Así como esos, muchos casos más, donde la madre es abandonada a su suerte, familias numerosas, familias pequeñas, hijos con y sin dinero, mujeres con y sin marido, con y sin salud, con y sin hogar. Ese ser que dió el ser, esa mujer que pasó sufrimientos y sacrificios por sus hijos, por sacarlos adelante, no recibe visitas, ni abrazos, ni ayuda. Como si fuera una madre sin hijos.

¿Tan mal se habrá portado? ¿Qué es aquello que los hijos no perdonan? ¿Porqué los vástagos no tienen tiempo, dinero, ni deseo de estar cerca de su progenitora?  ¿Porqué uno se desatiende de su madre anteponiendo muchas veces a los hijos? ¿Cuán seguido pensamos en nuestro propio futuro como madres? Aplicaría también a los padres, como no,  sólo que he visto más madres que padres abandonados.

Ahora que miMamáO está enferma constantemente, convivimos con frecuencia. Aún se vale por sí misma y confío en que sane, o por lo menos, mejore su calidad de vida. Se desespera fácilmente, se queja, se enoja. Ella es así, esté enferma o no. Antes discutíamos mucho. Ahora prefiero quedarme callada, si digo o no digo, si hago o dejo de hacer, siempre me siento juzgada.

Ella necesita tener el control, no sé porque. Quiere saber todo, detalles, el qué, el cómo, el porqué, el quién, el cuándo. Hace una pregunta, tras otra, tras otra, tras otra, cuando uno apenas empieza a contestar la primera, ella ya va por la cuarta. Recuerda el pasado doloroso, quién le ha hecho daño, quién la defraudó. Es muy indiscreta también. Y este post está siendo muy similar a otro donde me quejaba yo de lo mismo… 😦

Por otra parte, le encanta bailar, reír, ver películas, salir, hablar con toda la gente, viajar, escuchar música, comer, visitar a sus nietos, hablar por teléfono, navegar en internet, leer. Es muy inteligente, aprende con facilidad, aunque ella no lo reconozca. Y así no fuera como es, es ante todo mi madre (y la amo).

Releyendo los párrafos anteriores, pareciera que me estoy describiendo a mi misma. ¿Pensará Mija exactamente lo mismo de mí?

Me pregunto si no soy demasiado dura con MiMamáO, si tal vez la juzgo demasiado, si mi falta de paciencia responde más a mis traumas de adolescencia que a su comportamiento en sí. No quiero que termine abandonada, sola, enferma. Pero… a veces es difícil vivir juntas. Cada una hace las cosas a su manera y no coincidimos.

A la vez, pienso en el futuro. En mi misma como madre mayor. Si mis hijos me dejarán en un asilo, o en mi casa sola, o en la calle. Si no querrán venir a verme, si evitarán mi presencia, si me tratarán mal, si me cambiarán el pañal con frecuencia, si querrán empujar mi silla de ruedas, si un millón de si.

¿Soy buena madre? ¿Los estoy educando adecuadamente? ¿Les hago sentir que los amo? ¿Los estoy preparando para la vida? ¿Son felices? ¿Recordarán mis tropiezos, mis fallas? ¿Me perdonarán?

El otro día, caminábamos por la calle, tomados de la mano MiBeba, MiNene y yo. De pronto, MiNene volteó y me preguntó:

-Mami ¿Shabes que te amo?
-Sí- contesté derretida de ternura.

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Mamá No Me Quiere

ehsasi-nice-2No estoy cansada, sino agotada.

Estoy agotada de pelear día tras día, noche tras noche. Por todo y por nada. Por reverendas tonterías como tomar un baño, bajarle al escusado y morderse el cabello. Por cosas un poco más importantes como hacer la tarea, realizar los ejercicios, usar el aparato de ortodoncia. Por asuntos como gritar, golpear, mentir.

Momentos en los que quisiera salir corriendo por la puerta y no volver jamás. Noches en que me pregunto ¿Qué es lo que estoy haciendo mal? ¿Qué me pasa? ¿Qué tienen mis hijos? Me estoy convirtiendo en la madre que no quería llegar a ser, la que impone, la que hostiga, la que castiga, la que nalguea. ¡Qué crianza con apego ni que mis chicles! Permito que la ira me consuma, por todo, por nada, porque sí, porque no.

Ya cometí ese error, me dije a mí misma que no volvería a suceder, que no les pegaría de nuevo a ninguno de mis hijos y ahí voy a morderme la lengua, a tropezar con la misma piedra.

MiBeba está en una etapa difícil, hace berrinches descomunales, brama cual animal herido, dice que no la quiero, que porque no le tomo cariño como a MiNene, que sólo quiero verla llorar, que la deje sola. Lo mismo, pero peor. Ya lo viví con Mija, hizo los mismos dengues de MiBeba, después de haber sido hija única por 6 años, tuvo que compartir, espacio, padres y juguetes con una pequeña bola de carne. MiNene está creciendo rápidamente, hace payasadas y todos lo festejamos, duerme conmigo, come en nuestras piernas, lo cargamos a cada rato. Lógico que MiBeba se sienta celosa, que piense que no la amamos, que llame nuestra atención a base de llanto, chipilez y rebeldía. Lo sé y de nada me sirve. Lo sé y eso es lo que me enoja.

Me enoja tanto que me grite, que me pegue, que sea tan fuerte que me pueda tumbar, que me deje las marcas de sus dedos en mis muñecas. Me frustra tanto no poder ayudarla a manejar sus emociones de una manera sana. Me duele tanto, que yo, la adulta, madura, responsable, haga valer mi voz con el más bajo recurso: la nalgada.

Mija tuvo que hacerla de referi, los papeles se invierten, ¡cálmate mamá estás muy enojada, cálmate por favor!…

¿Cómo le pido que se defienda de los chiquillos molones de la escuela, cuando yo misma -su madre, supuesta protectora- le alzo la voz, la asusto, la amenazo, la trato de mal modo? ¿Qué demonios pasa conmigo? ¿No acabo de comulgar? ¿De qué me sirvió pedir perdón por lo mal que me porto con mis hijos?

¿Tan pronto estoy hastiada?. Aún me falta mucho, Mija apenas empieza la adolescencia, MiBeba está incontrolable, MiNene tristemente ha empezado a darme manotazos, a vociferar un ¡YA!, a lanzarme patadas… y luego me abraza y me pide que lo cargue.

No está bien, no estoy bien, no están bien. No quiero ir con psicólogo, ya tuve muy malas experiencias con Mija y nada cambió. Soy yo quien debe cambiar, no ellas. Debo controlar mi reacción ante sus caprichos, reclamos y golpes. Tengo que hacer algo a la voz de ya.

Que pase más tiempo con MiBeba me dicen, que saque tiempo para mí también, que tiempo de pareja y ¿Los otros dos niños? tiempo, tiempo… tiempo.

Y aún así, quiero tener otro hijo. ¡Qué desfachatez la mía! ¿Para qué nos tuviste mamá? Me preguntó el otro día MiBeba… ¡Dios!, he roto su corazón con el filo de mis palabras, ha perdido su confianza en mí y yo… siento que pierdo las esperanzas…la paciencia… la fuerza… las ganas…

Mañana será otro día. Espero. Que sea de verdad otro día y no seguir viviendo el mismo día, cada día, la misma noche, cada noche.

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Amigo Secreto

RegaloAntes de asistir al colegio nunca había celebrado el día de San Valentín, mucho menos el «amigo secreto». Para mí fue mucha novedad ver como la maestra Matilde había decorado, con mucho cuidado, una gran caja donde los compañeros depositaron sus cartitas. Lo peor, es que no recuerdo haber escrito alguna carta, si lo hice sería una a lo sumo. Yo recibí tres misivas (que aún conservo) y el consabido regalo del amigo secreto.

Ya agarrándole la movida sí me gustó eso de las cartitas. Recuerdo que en tercer grado de secundaria, entre la revolución hormonal y el despedirnos «para siempre», recibí muchas notitas y le escribí a casi todo el salón. De hecho, el último día de clases le dí una carta a cada compañero de mi grupo. Tenía tiempo… mucho tiempo.

El amigo secreto era para mí algo así como una misión especial, había que enviar dulcitos y chacharitas como calcomanías, lápices de colores, dibujos, étc. sin que el amigo(a) en cuestión se enterara quién los enviaba, esto durante la semana previa al festejo. Pero ¿qué tal si el susodicho te caía gordo? ¡Pffff! A sudar la gota ídem para no regarla 😦

Bueno, a lo que iba, era que después de ese tiempo, me hacía mucha ilusión recibir cartitas cariñosas y notitas de afecto, lo malo es que luego se da cuenta uno, que mucho es por compromiso, otro por obligación y  unos más pos nomás, nomáaaaaaaaas *se encoge de hombros*.

Y no, no siempre son los mejores amigos quienes escriben, porque en la vida adulta, a mis amigos les llamo una o dos veces en un año, tengo amigos a los que veo cada cinco años y otros tantos a los que no volveré a ver. Con esto del internet, ahora tengo amistades a las que nunca veré en persona, sin embargo, varios de ellos me conocen mucho mejor que otra gente con la que he convivido por años.

Había olvidado ya lo que era ese alboroto, hasta el día de ayer, en que Mija estaba tristona porque pensaba que no recibiría una sola postal de amistad en su buzón. Sin ponernos de acuerdo, tanto miEspo, como MiBeba y yo, depositamos ellos, una carta cada quien, una paleta de chocolate yo, en aquella caja de cartón forrada con lustrina azul, cinta plateada y chispas de emoción.

Hoy regresó tan contenta de la escuela, porque le regalaron nueve cartitas en total. En sus ojillos pispiretos una luz brillaba. 🙂

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No Tan Mala Madre

Madre Animal

Para compensar un poco el post de Más Mala Madre, decidí preguntar a mis hijos lo que menos y lo que más les gustaba de mí. Esperando recibir una lista de 20 disgustos, para mi sorpresa, estas fueron sus respuestas:

Mija

  • Lo que menos:
    • que me regañes
    • que no me dejes usar la compu si no hice mi tarea
  • Lo que más:
    • que nos quieras
    • que nos hagas desayunos ricos
    • que te preocupas por nosotros
    • que nos cuides
    • que seas tan linda
    • que nos hagas reír

MiBeba

  • Lo que menos:
    • Que no nos dejes hacer lo que nos dé la gana
  • Lo que más:
    • Cuando preguntas: ¿Sabes que te amo? y me abrazas y me besas
    • Que juegues conmigo
    • Que me hagas cosquillas

MiNene

  • Lo que menos:
    • ¿Dah?
  • Lo que más:
    • Babámabha aggg Dadá abr abr dtdtdtdt ¿Qué? ¡Amamamá!

P.D. Más claro, ¡ni el agua de horchata!

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Más Mala Madre

MiNene

Soy una más mala madre.
No soy la más mala, sino que soy más mala que antes.

Se supone que uno sea mejor persona con cada hijo que nace, que uno deba administrar mejor su tiempo, porque hay más personas para repartirse y repartirse entre más personas. Se entiende que, conforme aumenta el número de niños, una deba estar más relajada y consciente, preparada y prevenida «por lo que pudiera pasar».

Será el tiempo, el cansancio, el desorden, la edad, las hormonas, los 7 pecados capitales, la culpa la tiene el presidente en turno o el director técnico del equipo, no lo sé.

  • Dejé a MiNene gatear en el piso para tomar una foto y se dió un catorrazo horrible, le salió tremendo chichón, otra mamá lo levantó del suelo y lo consoló.
  • Llevo a MiBeba sin peinar a la clase de Ballet, a duras penas puedo hacerle una media coleta.
  • He mandado a mis hijas sin lonche, ni dinero para el receso.
  • Dejé un día sin lavar todos los pañales de MiNene (menos uno escondido en la pañalera).
  • MiNene casi se traga una pulsera de la Barbie (para la muñeca de la muñeca Barbie) que estaba en el suelo.
  • MiNene se me ha caído dos veces de la cama.
  • Le dejé sin pañal 5 minutos y se comió su propia popó.
  • No he forrado una caja para libros que le encargaron a Mija hace 2 semanas.
  • Ayer no bañé en todo el día a MiNene.
  • Creo que Mija me tiene miedo.
  • No logro hacer que coma MiBeba.
  • Dejé llorar a MiNene para poder bañarme.
  • No he podido erradicar los piojos de las cabezas de las niñas.
  • Olvido ponerle calcetines por la noche, amanece mocoso.
  • Vivo persiguiéndolas, apresurándolas, exigiéndoles.
  • Permito que coman chatarra -a veces-.
  • Llevé a MiBeba a clases de Catecismo sin cuaderno, sin lápiz, sin colores…
  • Interrumpo sus explicaciones.
  • Juzgo sus actos.
  • Las amenazo.
  • No paso suficiente tiempo con cada uno.
  • Juego muy poco.
  • Me he salido sin pañalera, ni un trise pañal limpio.
  • He estado a punto de darles el manotazo. 😦 😦 😦
  • Me largo una hora por las tardes a hacer ejercicio dejándole los tres críos al padre cansado del trabajo.
  • Le grito a Mija.
  • Regaño a MiBeba.
  • Descuido a MiNene.
  • Me desespero.
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Parto En Casa

Cada que me preguntan por qué decidí parir a MiNene en casa me encuentro recitando la lista de mis «No quiero volver a pasar por esto» casi de memoria y sin tomar aire. No es hasta que MiPart me pide por escrito los motivos que me llevaron a tomar esa decisión en que me detengo a reflexionar en ellos. Y es, hasta cierto punto gracioso, que teniéndolos (los motivos) me cueste tanto plasmarlos en palabras.

AD - Nacimiento (17)

¿Por qué tuve un parto en casa?

  • Anhelaba un ambiente cálido y familiar para recibir a mi hijo. En casa estarían MiEspo, Mija y MiBeba  con los brazos y los corazones abiertos.
  • Necesitaba la presencia de MiEspo apoyándome, soportándome, animándome, amándome. Que estuviera a mi lado -no afuera en otra habitación o lejos del hospital-
  • Deseaba fervientemente que mis hijas asistiesen al nacimiento de su hermano, que lo vieran sin que nadie les regañase, que lo vivieran natural -como es- sin miedo y sin engaños.
  • Esperaba un parto natural, sin anestesia para poder participar activamente, sin intervenciones innecesarias, quería sentir de nuevo el dolor y al mismo tiempo el gozo de dar vida, experimentar como un ser humano emerge de mi cuerpo, probar los límites de mi humanidad.
  • Pretendía demostrarme que a pesar de mi edad aún era capaz de atravesar el umbral del parto.
  • Ansiaba opinar, decidir, dudar, decir cualquier cosa que me viniera a la mente sin temor a ser callada, ni obligada a hacer algo que no quería.
  • Por respeto, por mi cuerpo, por mis tiempos, por mi voz interior, por mi hijo. Respeto que me había sido negado en los partos anteriores.
  • Por natural. Mi cuerpo esta diseñado para esa función, ¿Entonces?
  • Por confianza. Si Dios conmigo ¿Quién contra mí? Si MiPart está preparada ¿Qué más puedo pedir?
  • Por curiosidad. ¿Cómo será dar a luz en agua?
  • Por terquedad. Quería pujar, gritar, llorar, reír, orar a la hora que lo necesitara. Quería ser yo la que gritara, no el doctor.
  • Por comodidad. ¿En que otro lugar voy a estar mas a gusto que en mi propia casa?
  • Por intimidad. Dios, mi esposo, mis hijas, mi madre, mi partera y la doctora. Nadie más.
  • Por maternidad. Abrazar y besar a mi hijo apenas nacer, que nadie se lo llevase lejos de mí.
  • Mío. Quería un parto mío, un parto nuestro. Y lo tuve.

P.D. Gracias a Tirsa por animarme a realizar este ejercicio.

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Mamá Malvada

niñatriste

Ya no sé que hacer, sencillamente, no encuentro el modo.

Ya hablé, escuché, grité, callé,  recé…

Todos los días discutimos Mija y yo, ella pide más «libertad» pero no quiere cumplir con sus obligaciones. ¿Qué es la libertad? Le pregunto. Me contesta que hacer lo que ella quiere: Ver tv, navegar en Internet, usar el celular que su tía le regaló… ¡Claro que puede hacerlo! Una vez que haya cumplido con sus tareas escolares, ejercicios, aparato dental, baño diario y cosas tan terribles como alzar su cama, doblar su ropa y levantar sus trastes.

Me dicen que la tengo muy consentida, que debo usar mano firme, que con un par de nalgadas basta. No funciona, lo intenté hace mucho, no funciona y me arrepiento de haberlo hecho, le he pedido perdón de muchas formas… simplemente no funciona, no erradica la conducta indeseable y solo crea enemistad y rencor entre las partes.

Ahora bien, tiene once años, y como dice Franco de Vita, es más alta y más fuerte que yo, de momento es una chiquita que desea ser apapachada y al instante es una adolescente que grita, golpea, patea, rompe y se enfurece.

A cada rato me sale con que se va a ir de la casa, ayer ya hasta sus mochilas tenía listas con cambios de ropa… ella muy nice se quiere ir del hogar, pero cargar con ropa y celular ¿Qué onda? 

Dice que no se va porque quiere mucho a MiNene, MiBeba sufre muchísimo cada vez que ella le dice:«Esta noche sí me voy», hablamos y volvemos a hablar, se calma y así hasta la próxima vez que haya un regaño, o una mala cara.

Lo peor de todo es que, en cierta ocasión no sólo planeaba irse sino que además hablaba de quitarse la vida… que ya no aguantaba a sus compañeros de clase, que la regañamos mucho, que ya no quiere amanecer… esto fue antes de salir de vacaciones de invierno, parece que ya abandonó esta idea, pero me ha angustiado tanto…

Cuando ella tenía como ocho años también decía que se iba de la casa, me gritaba mucho y me pegaba. Una vez me colmó el plato y la saqué a la calle, le dije que estaba bien que se fuera, a ver que hacía. Lloró y me pidió que volvieramos a ser amigas, y tan tan. No se volvió a hablar del asunto. Hasta ahora.

Serán las hormonas, será que está resintiendo a MiNene, será el clima o la cotización del dollar o el fin del mundo o no sé..

Y por si esto fuera poco, MiBeba se siente una bebé, ya tiene cinco añitos y habla como chiquita, hace como que tomara teta, camina como si estuviera aprendiendo apenas, llora como de meses… 

Sé que se siente desplazada por MiNene, intento hacerle ver que ella tiene un lugar en esta familia, pero el del pequeñito ya está ocupado, que los bebés no pueden valerse por sí mismos y ella puede hacer muchas cosas de «niña grande».

Se infarta, grita como poseída por la menor contrariedad, le pega a la hermana, nos cierra la puerta, tira lo que se encuentra a su paso, hace tremenda rabieta, nos acusa de ser malvados, «Nadie me quiere en esta casa, solo MiNene, me engañaron», «Ya no eres mi mamá», «No sé para que nací».

Hacen ellas su berrinche, hago yo el mío. Y seguimos aquí, sin madurar ninguna de las tres.

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Mija y las Vacaciones

Mis hijas de vacaciones y el clima bastante frío no son una buena combinación.

Hoy por ejemplo, le pedí por quincuagésima ocasión a Mija que ordenase su baúl de los juguetes y a MiBeba que se alistara para bañarla, esto mientras yo terminaba de darle pecho a MiNene, enviar unos correos del trabajo, buscar eventos para la tarde esperando poder sacar a pasear un rato a mis tremendas, haciendo changuitos para que el niño se duerma 10 minutos y lanzarme a lavar la pila de trastes…

En fín, que pasaron de gritarse y pelear al silencio peligroso… atendí unas llamadas de celular de mi jefa, me fui a asomar creyendo encontrar a MiBeba dormida y a Mija con la laptop o con el celular que su tía le acaba de regalar… sólo escuché sus voces pero no las veía ¡AJÁ! estaban en el patio…

Salí con MiNene a cuestas, MiBeba dijo con voz alta y tono de «yanoscacharon»: «ahí viene mamá».

-¿Qué están haciendo? –Les pregunto mientras recorro el escenario: MiBeba en chanclas y pijama trepada en el lavadero, con la manita lista para abrir la llave que alimenta la manguera, un charco de agua en el piso, su juguete nuevo de construcción en medio del patio, Mija haciendo su narración mocosa y tosienta y grabando con el celular…

-¡Estamos haciendo una película!
-¿Porqué no me habían dicho nada?
-¡Porque queríamos darte una sorpresa!
-¡Pues vaya que me la dieron! ¿Desde que horas les pedí que ordenaran el baúl? ¡A tí te dije que te iba a bañar! ¡Está haciendo aire frío! ¡Se me van a enfermar! ¡Dejen todo esto!
-¡Pero sólo nos falta terminar! ¡Ándale! ¿Sí?
-¡No! Mijas: que bueno que tienen tanta imaginación, que bueno que estén jugando, pero primero hagan lo que les toca hacer, van a regresar de vacaciones y su cuarto sigue tirado…
-¡Ándale! ¿Sí?
-¡No! Está haciendo frío, dame ese celular ¡ya!
-¡Ándale! ¿Sí?
-¡Les doy 5 minutos y se meten a la casa! ¡Y no quiero que se mojen!
-¡Síiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!

¡Chicles! Cada vez me vuelvo más blandita…

P.D. Recién en la mañana me preguntaba Mija que era lo que más me gustaba de estar de vacaciones cuando era niña: JUGAR le contesté… yo no recuerdo que mi mamá me tuviera recogiendo mis juguetes, ni limpiando la casa… jugaba mucho, veía películas de navidad, me aburría y apagaba la tv, salía a brincar y correr entre los árboles, en la bicicleta, a jugar con mi hermano, escondidas, la trais, con las muñecas y los carritos, a investigar las plantas y los bichos, a ver fotografías viejas… y pues sí, como dice MiEspo, son niñas, y eso es lo que recordarán cuando crezcan… de como armaban sus historias y mamá las estropeaba.

P.D2. Acá la primer parte de la pelí…

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Mi Familia Ideal

-¿Cuál es el secreto?- Me preguntó mi amiga alzando la ceja, con la esperanza reflejada en su rostro, como si yo fuera la poseedora de tan valiosa información.

Llevamos 15 años de matrimonio, criamos a 3 hijos, él trabaja fuera de casa, yo trabajo en casa, tenemos un cyber que a veces agoniza. El ayuda con las labores del hogar, yo aporto ensuciando. Él es bueno reparando y yo descomponiendo. Él es comprensivo, maduro, tierno, amable y yo… soy yo (a saber: caprichosa, terca, enojona, mandona, sensible, chipil y párale de contar, que de eso no iba el post).

Recuerdo bien, que un amigo nos platicaba acerca de su novia en turno, lo vimos tan enamorado y dijimos: «ella ES». Sin pensarlo más se casó, al cabo de unos meses y varios problemillas, vino y le reclamó a MiEspo O.o qué porqué a él le iba mal si a nosotros nos iba bien, qué porqué le habíamos engañado diciéndole que todo era miel sobre hojuelas y la verdad era otra… pero nosotros jamás dijimos eso.

¿El secreto? ¿Para seguir juntos? ¿Para llevar un hogar? ¿Para educar a los hijos? No lo sé, no tengo la menor idea. Si la tuviera otro gallo cantaría. Y es que… la gente nos percibe como una familia perfecta, ejemplo a seguir, un matrimonio estable, unos hijos bien portados… No, la realidad dista mucho de esa imagen.

Para empezar, la perfección desconoce este domicilio. Discuto con miEspo por el dinero, por la educación de los niños, por el tiempo y la falta de él, por el dinero, porque me deja los tenis en el negocio y olvida tender la toalla, porque yo no barro entre semana ni los fines de semana y dejo la ropa en el sillón por meses, por el dinero, porque se tarda en traer la merienda y porque paso mucho tiempo en Twitter; y también por el dinero. Procuramos no gritarnos, pero a veces lo hago. Nunca nos decimos groserías, no nos golpeamos (aunque yo le he dado algunos manotazos 😦 ). Respeto ante todo. Hace mucho dijimos: no irnos a la cama enojados. Lamentablemente no siempre lo cumplimos. 😦

Hay hábitos que nunca van a cambiar, hay actitudes que nos es difícil erradicar, aunque llevemos tanto tiempo juntos parece que tenemos pocos meses de casados, todavía le sorprendo con alguna maniacada, todavía no comprendo porque hace tal o cual, sin embargo he aprendido a vivir con ello.

Confianza: Platicamos de nuestras cosas, nuestros sueños, nuestros miedos, yo más que él, porque como la mayoría de los varones, él es algo más reservado (a ver si no me regaña por andarlo balconeando, ya me había advertido que no platicara de él en el blog, ¿pero luego de que va a vivir este espacio? ¿De pura Mija y MiBeba?:P). Yo soy muy detallada en mis explicaciones (no se había dado cuenta usted ¿verdad?) y bueno, no me alcanza el tiempo para hablar, ¡por eso abrí este blog! para platicar por acá lo que no alcanzo a charlar con el mariado. Trato de no guardarme las cosas, igual no siempre lo consigo y me trago los corajes y al rato exploto y nos enojamos, normalmente yo tengo la culpa, y debería pedir perdón más seguido… pues ahí está este hombre que aún me ama, de lo contrario, hace tiempo me habría mandado a la porra y sin pompón 😦

¿Y que hay de la Intimidad? No sólo en el plano físico, hablo de lo que es íntimo, sólo entre él y yo, los secretos compartidos, la complicidad, la comprensión, la amistad y la pasión integradas en una relación. Que prefiero contarle a él antes que a nadie, que él me conoce tal cual, sin maquillaje, sin fajas, sin poses, sin falsedades y yo a él.

Las niñas… ¡oh, las niñas! Todo mundo dice: que son lindas, obedientes, nobles, inteligentes, cumplidas, tranquilas, «buenas niñas». Sí que lo son, no lo voy a negar. Sin embargo, también tienen su lado B como los casetes de 60 min. ¡Y que nos agarren confesados!

Porque a estas alturas del partido, ya no sé a quien culpar. Que si la preadolescencia, que si reclaman atención, que si se quieren hacer las chiquitas, que si MiNene, que antes de MiNene,  que si el calor, que si el frío, que si el bullying, que si el Internet, que si la TV, que si los compañeros de la escuela, que si la edad…

Cada día es una de regaños, de alzar la voz: Arriba! Alza la cama! Termina de desayunar! Que tiras la leche! Quítate la pijama! Peínate! Lávate las manos! Cepíllate los dientes! Haz los ejercicios! y el Militar Mode On a todo lo que da: ¿Ya terminaste la tarea? ¿Ya limpiaste tu cuarto? ¿Ya te pusiste el aparato? ¿Ya te pusiste los zapatos? ¿Ya te quitaste el uniforme? ¿Ya recogiste tu vaso tu plato?  y más gritos y sombrerazos: Bájate que te pegas! No lo cargues que lo zarandeas! No lo beses que lo contagias! Levántate que está sucio! Salte que te quemas! Métete que está frío!

Yo soy Mamá NO:

-¿Me das permiso para ver la tv? -No, hasta que termines la tarea
-¿Me das permiso de usar la compu? -No, hasta que limpies tu desorden
-¿Me llevas con mi amiguita? -No, que estoy atendiendo el cyber
-¿Me dejas llevar refresco a la escuela? -No, que te hace daño
-¿Me dejas tener novio? -No, hasta que cumplas 30

Y así… y asá… y hago mis corajes, todos los días me repito: hoy no voy a regañar, mantendré la calma, las trataré con cariño y paciencia… y anda, que MiBeba llega del kinder y no se quiere quitar el uniforme, trae su calzado repleto de arena (a veces los vacía a veces no, o bueno sí, pero en la cama), se quita los zapatos y se anda descalza toda la santa tarde, tengo que corretearla para bañarla, se porta como bebita y quiere que la bañe, la cambie y casi casi que le dé de comer en la boca, NO COME, le grita a Mija, se trepa a los sillones, se tira de cabeza, se sube a la cuna de MiNene, deja tirados sus recortes por toda la casa, si algo no le parece me sale con «NO ES CIERTO» y «¿Qué tiene de malo?», para toda pregunta e instrucción un NO gritado es la respuesta por obligación…

Mija vacía el envase de talco en las camas, se acaba el shampoo en su «Hispary» (loción que ella inventó mezclando shampoo, enjuage, perfume, espuma de jabón, gel y lo que encuentre en el baño y tocador, sirve para aplacar los pelos, curar raspones, sanar moretones y entretener a MiBeba), le desespera que la quiera peinar con colita «porque se ve fea» ¿?, rompe las hojas de su cuaderno porque borra con mucha energía, pasa días sin hacer sus ejercicios, me grita, me berrinchea y casi se tira al suelo (¡oh, pero estaba ocupado por mí!), no quiere compartir sus galletas con MiBeba, hace exactamente lo contrario a lo que le pedimos, niega lo que hace, llora, le contesta groseramente a MiEspo…

El otro día discutía con ella que no quería hacer la tarea y deseaba ver tv, me dice que así se entretiene y que yo no sé por lo que ella tiene que pasar en la escuela, que la molestan, que le pasan muchas cosas y yo no me entero ¿Cómo me voy a enterar si no me platica? Todos los días le pregunto como le fue, como la trataron, que aprendió y me contesta que bien y se encierra en su cuarto a jugar.

Ayer, me morí del susto, como Bren que se le escondió Bianqui, así se escondió MiBeba aconsejada por Mija. No la hallé en toda la casa, normalmente le hablo y se oye una risita, un «aquí estoy», ayer nada, silencio de MiBeba, carcajadas de Mija porque yo no la podía localizar, hasta que al fín, no sé como, la encontré: estaba metida en el cesto de la ropa sucia, tapada con una cobija… bañada en sudor y con una cara de susto: «yo ya me quería salir pero mi hermana dijo que no, que hasta que llegara papá». Deshidratada, adolorida y cansada estuvo como media hora metida en el bote… se pudo asfixiar… se pudo desmayar… no sé… regañé a Mija, le llamé la atención, le dije lo peligroso que era jugar así y que, considero eso fue un abuso, porque MiBeba ya quería salirse y ella no le permitía hacerlo 😦 Mija es muy imprudente, ya sé que no se le debe exigir mucho a su edad, pero jamás visualiza lo que va a pasar, que algo pueda salir mal. Y si sale mal es culpa de medio mundo, pero no de ella. Nunca acepta su responsabilidad.

Me siento mal, porque se supone que estoy en casa para estar pendiente de ellas y así suceden estas cosas, me digo pues ¿qué tengo que estar literalmente pegada a Mija? Para checar que no tenga más accidentes, que termine su tarea y no haga travesuras… ¿y el ciber? ¿la lavadera de la ropa? ¿la comida? ¿MiNene?

Me dan unas ganas de agarrarlas a nalgadas ¡caray! ¡qué mal! y con las ganas me quedo… En vez de golpearlas, les hablo fuerte y siguen sin hacerme caso. Entonces sí que me enojo, les castigo alguna cosa (juguete, tv, compu, celular) y me retiro, les digo que estoy muy molesta, que me dejen un momento sola, porque exploto y no quiero hacerles daño, me voy a otro cuarto… y me pregunto ¿cómo puedo hablar de crianza con apego si yo misma no respeto sus tiempos? De repente no sé que hacer, si gritar o dejarles de hablar. Hablo con ellas, les explico las consecuencias de sus actos, y siguen igual… no limpian, no recogen, no obedecen… me gritan, me juzgan… Con todo y son buenas niñas, luego de mucho terminan recogiendo, limpiando, ordenando, haciendo su tarea…

Cada una tiene asignadas pequeñas tareas en la casa: Mija es la encargada de las servilletas y de la luz, MiBeba de los cubiertos y de los ventiladores, MiBeba me ayuda con las pinzas al tender ropa, deben alzar sus camas, recoger su plato y vaso al terminar, guardar sus juguetes, colocar la ropa sucia en el cesto, auxiliar a MiEspo en el testing de las compus y ayudar con MiNene dentro de sus posibilidades. Lo hacen una vez sí y dos veces no, ahí es donde comienzan los problemas.

Tengo tanto miedo por su futuro, me pregunto si las estamos educando bien, sobre todo a Mija, que está en una edad muy difícil y con quien me peleo ¡a diario! No me tiene confianza, me tiene miedo y me da mucha tristeza. Prefiere hablar con MiEspo antes que conmigo… y me temo que estoy repitiendo la historia de MiMamáO conmigo, igual yo prefería hablar con MiMamáGelo que con mi madre, porque siempre le tuve más confianza… 😦

Precisamente hoy tocó junta en la escuela de Mija, a la que asistió MiEspo. Resulta que Mija sacó el 1° lugar de calificación del salón, la maestra dijo que teníamos que trabajar en su autoestima y ¡nos puso como modelo de familia! @.@ Le dice a MiEspo: Díganos el secreto para tener una niña tan buena como Mija ¡Toing!

P.D. Sigo sin entender y sigo sin  saber cuál es el secreto mentao.