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Viajar al pasado

Uno de los temas que más disfruto al ver películas es viajar en el tiempo. No me considero apasionada, me falta mucha lectura, sin embargo, procuro ver de cuando en cuando alguna cinta referente.

Y luego divago, que si es posible al pasado, que si cambiamos algo, que si al futuro, que si el destino, que sí, que no, que caiga el chaparrón. En mi humilde experiencia, es más fácil viajar en reversa, y conforme se incrementa el número de vueltas al Sistema Solar, se facilita de manera exponencial.

Me pasa seguido: Al ver de nuevo una caricatura, telenovela, cinta, comic, el álbum de fotografías, me transporto ipso facto al año en cuestión. Y empiezo con la cantaleta: Esto estaba de moda, yo tenía tantos años, mi PapáA decía, mi MamáGelo hacía, mi MamáO tal…

Igual con la música: Empiezan las notas de una vieja canción, la cual tengo años sin escuchar, la canto al unísono y me vuelvo a transportar, a los 5, a los 10, a los 16…

Recién me encontré mis diarios y volví a leerlos y a vivir cada sentimiento, como si fuera la primera vez, como si acabara de suceder, como si pasara en este preciso momento.

Pero hoy, hoy tuve un viaje espectacular, no, no me drogué. Tenía años buscando a mi maestra del colegio, a quien tuve la fortuna de tener como docente de 4° a 6° de primaria. Hace unos pocos días la encontré en redes sociales. Le pregunté si me recordaba, le envié fotos y le platique un poco de mi vida. Pasaron los días y no recibía respuesta. Y cuando había perdido la esperanza… ¡Me contestó! ¡Hoy, me respondió! ¡Qué sí me recordaba! ¡Qué seguro mis hijos eran tan inteligentes como yo! 😊¡Qué se acordaba de sus alumnos y oraba por nosotros! ¡Oh, Dios Santo! Me convertí en un abrir y cerrar de ojos, en esa niña de 9 años que llegó temerosa al Colegio, a un curso que ya había iniciado, con niños que se conocían desde el kinder, y ella me acogió con humanidad, paciencia y amor, fui de nuevo esa chiquilla rebelde, respondona, que en realidad ocultaba el dolor y miedo causado por el complicado divorcio de sus padres, y el constante huir y esconderse para evitar un secuestro.

Mi querida maestra, que me dejó enseñanzas, que me alentó a tener esperanzas, que me obligó a ser mejor y más disciplinada, que me invitó a aprender, a investigar, a preguntar. Que tenía control sobre 68 niños en un salón, sin gritarnos, ni ofendernos, ni golpearnos. Quién fue maestra, madre, amiga, confidente y guía.

Ella, quien me dio un hermoso regalo de vida: Le pidió a dos niñas que me hablaran y me acogieran, que me dieran la bienvenida, que me trataran bien, porque yo venía muy herida. Cuatro décadas después, seguimos siendo amigas.

Hoy viajé al pasado, y regresé llena de amor. ¡Gracias maestra Matilde!

P.D. ¡Feliz día del Niño!

Autor:

Varias ideas rondan mi mente, muchas palabras quieren salir, pocas personas que quieran oir lo que en ocasiones me es dificil decir

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