El año pasado me dí cuenta muy tarde de la celebración de este evento, pero este año me puse a la buza caperuza, con semanas de anticipación estuve a la caza de cualquier dato que me llevara a Viesca.
Fue un peregrinar para poder asistir (si usted pasa del peregrinar sáltese por favor a donde dice: «La Procesión del Silencio»).
Entren santos peregrinos, peregrinos
El primer lugar en donde pregunté (allá a principios de febrero) fue en las oficinas de Turismo Municipal Torreón, ubicadas en el antiguo Banco de México (frente a la Plaza de Armas por la Morelos). Me indicaron que sí habría paseos a Viesca, de parte de la OCV, pero que ellos no tenían información todavía, me mandaron a la… oficina de Filiberto Islas. No llamé a Filiberto porque ya conocía los precios del año pasado, me parecían un poquito elevados, tomando en cuenta que en mi familia semos cinco y falta muncho pa la quincena.
El segundo lugar a donde acudí fue al 2° Festival Turístico Torreón -por cierto que de seis módulos que visité, sólamente dos me pudieron dar información 😦 -. Nuevamente los de Turismo Municipal no sabían que onda con la Procesión, me dirigí al stand de Viesca, el Sr. Manuel de Jesús Lastra López, Cronista de la ciudad, me atendió de maravilla, detallándome los atractivos turísticos con que cuenta el lugar, también me comentó que saldrían camiones de parte de las parroquias de Torreón desde la Plaza Mayor, pero que había que anotarse… no sabía en donde. Y para que no batallara me dió la tarjeta de… ¡Filiberto Islas!
Otro día volví al módulo de Turismo, se acercaba la fecha y tenía la esperanza de que ya contaran con información. Estaba otra señorita, me dió el número de la Presidencia Municipal de Viesca para que ahí me informaran. No llamé, porque lo que yo buscaba eran los nombres de las Parroquias para irnos en sus camiones.
En cuarto lugar, visité la Iglesia de Guadalupe, tampoco sabían, pero me indicaron preguntar en Catedral. Ahí voy a Catedral, estaba cerrada, anoté los números telefónicos. Llamé al día siguiente, no, que ellos no tenían camiones para el viaje… que fuera a las oficinas frente a la antigua Estación de Ferrocarril. Lo que ahora es el Centro Cultural Pilar Rioja, a dónde llegué dos camiones después, cargando a MiNene. En frente está el monumento a Madero, así que me regreso al Centro Cultural y pregunto a la de vigilancia. Que me vaya mucho a… la Dirección. Que sí, que anote (1, 2, 3 por mí y por todos los que me acompañan) a todos los que vamos a ir, el camión es gratis, nos lleva, nos espera y nos trae de regreso…. Wiiiiii! Ya nos alcanza pa’ los frijolis mi Lorenzo Rafail.
Ooos pido posada
Llegamos antes de la 1:30 p.m. al CCCPR, nos formamos y no nos pasaron lista, así que bien pudieron colarse cuantos quisieron. Partimos con veinte minutos de antelación, ocupamos en total seis camiones, el trayecto duró 1:20 hr, al arribar a Viesca nos recibieron muy cordialmente unos chicos con sendas playeras de Turismo, a quienes no volví a ver el resto de la tarde-noche.
El pueblo de Viesca ya lo conocía «de pasadita», es pequeño y pintoresco, con casitas de adobe, pero bien pavimentado y bastante iluminado por la noche. El plan era quedarnos a dormir, para visitar al día siguiente las Dunas y el Balneario. Habíamos reservado diez días atrás y antes de salir confirmamos con el Hotel la disponibilidad. Pues ¡Tómala! que estando ahí llamamos y ya no tenían habitaciones, todas las había ocupado Turismo del Estado ¿Y mi reservación apá? Pa dos cosas nos sirvió: para nada y para nada.
Flacos, ojerosos, cansados y sin ilusiones, nos dimos a la tarea de encontrar el otro hotelito que venía en los trípticos de Turismo (No nos contestaban las llamadas). La dueña del hotel nos hizo el favor de guardar nuestras mochilas, tenía lleno total y nos dijo que en el futuro enviándole un mensajito ella nos reservaba. Encontramos comida para llevar al lado de la Presidencia, para esto ya eran las 4:00 p.m. y nos rugían las tripas como leones enjaulados.
La Procesión del Silencio
Nos fuimos a comer al anexo de la Iglesia de Santiago Apóstol, por lo que nos tocó ver el «detrás de cámaras» de la Procesión. Una de las cofradías estaba incompleta y le preguntaron a MiEspo si le gustaría participar, declinando amablemente la propuesta. Yo sí me hubiera animado, de no ser por que quería tomar fotos… y un penitente fotógrafo pues como que no.
Pregunté a varias personas que significado tenían las capuchas y nadie me supo dar razón. Una señora mayor le explicó a MiEspo que eran los penitentes y que cada color representaba un pecado capital. Los conté y no me salieron las cuentas, eran sólo seis… y las plañideras.
Resulta que en tiempos antiguos sí eran verdaderos penitentes, que iban cargando cadenas o autoflagelándose (¡Ouch!) y para que la gente no se enterara de su sacrificio se cubrían la cara con las capuchas. Ahora son sólo los colores que distinguen a las diferentes cofradías que participan (Los morados eran de Viesca y los rojos de Torreón).
Al frente de la comitiva la Banda de Guerra, luego los monaguillos, el Obispo de la Diócesis, las autoridades municipales, luego las plañideras, los encapuchados (no, no son del Ku-kux-Clan, le acabo de aclarar), los turistas y un gentío de gente. Había personas como tamales: de dulce, de chile y de manteca… venían de Parras, Saltillo, Monclova, Sonora… eramos muchos sí, más no creo que los doce mil que dicen… nah.
Oiga, que es del Silencio, ¿Edá? pues nada, que unos chavos iban noviando, unas señoras platicando y riendo y un señor cae que no cae, se nos atravesó con su chela en la bolsa del pantalón.
En fin, que también nosotros pusimos el desorden, nos salimos del montón (acá en mi rancho nos formamos en tres filas, vestimos de luto, nadie habla) y nos adelantamos para ver a la Dolorosa. En tres estaciones (las caídas de Jesús) los Cardencheros de Sapioriz entonaban con su singular estilo el canto doliente de María al preguntar si alguien ha visto pasar al Hijo de sus entrañas (¡Buaaah! moco, snif, snif!!!).
La Procesión termina justo donde empezó, en la Iglesia de Santiago Apóstol. Ya no entramos a darle las condolencias a la Virgen, había demasiada gente. Visitamos la Casa de la Cultura, descubrimos un hostal -que también estaba ocupado- y descansamos un rato. Al cabo recogimos nuestras mochilas, compramos algodón de azúcar y nos sentamos a escuchar a la Camerata de Coahuila bajo la luz de las estrellas.
P.D. Sí alcanzamos el camión, aunque debimos discutir con unos vendedores ambulantes que estaban muy instalados en nuestros asientos 😦
Como llegar
Si cuenta usted con automóvil y desea hacer el viaje por su cuenta, aquí le dejo el mapa:
Mas información:
Galería
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La Comunión del silencio
Más de 12 mil personas acudieron