Una Triunfadora

La semana pasada, en lo que esperaba el inicio de la octava temporada de Desperate Housewives, tuve que chutarme fragmentos de The X Factor USA, ya que recorrieron la programación más o menos una hora. La verdad es que no me gustan los Reality Shows, salvo sus excepciones, como The Glee Project, del cual no hablaré en esta ocasión. Yo esperaba pacientemente que terminase este programa de la gran X para poder disfrutar a mis esposas, en tanto me tocó escuchar a esta personita: Stacy Francis.

Nos dice Stacy que tiene 42 años de edad, es madre soltera, con una beba de 5 meses (¡uyuyuy tengo esperanzas!) y un niño de 3 años. Nos cuenta que es oriunda de Brooklyn, New York, y que hace 10 años radica en Los Ángeles, Cal. ¡Ajá! ¡Dale! ¿Y entonces? Nos abre su corazón al confesarnos que conoció a «alguien» y que vivió con él, que esta persona le decía que ella era vieja y que no tenía talento. Más adelante dice: «Estoy atorada. Tengo 12 años de mi vida escuchándoles decir que soy muy vieja. No me quiero morir con esta música dentro de mí». Tanto le repitieron que no servía, que Stacy terminó por creerlo. Sin embargo algo (o alguien) le hizo cambiar de opinión. Tal vez alguna amistad, o simplemente sus ganas de sacar adelante a sus hijos, tomó la decisión y audicionó para The X Factor. Y he aquí la respuesta tanto del público como del jurado.

No sé ustedes pero yo me quedé con un nudo en la garganta. ¿Qué pedazo de idiota inseguro le dijo que no tenía talento? ¡Pero esa mujer emana talento por cada poro de su piel! No es fea, tiene sus curvas y una mirada profunda ¿Quién es vieja a los 30? ¿A los 40? ¡Yo tengo casi 40 y me siento en el mejor momento de mi vida! ¿Qué nos pasa?

¿Cuántas Stacys hay a nuestro alrededor? ¿Cuántas mujeres fantásticas son opacadas, apocadas, minimizadas al grado de sentirse invisibles, inútiles, inservibles, nada? ¿Porqué lo seguimos haciendo? ¿Porqué les seguimos comprando la idea de que no valemos nada? ¿Que prácticamente nos hacen un favor al estar a nuestro lado? Y lo peor, que cuando alguien nos hace ver el daño que nos causa tal persona, no queremos escucharle, preferimos cerrar los ojos y engañarnos con un «ya cambiará»  ¿Ya cambiará? ¡Mangos! «en el fondo me quiere» (hundir), «es que así nos llevamos» -así nos humillamos querrán decir-

No sé, no sé que nos pasa, pero esto es muy común. Es algo que comento constantemente con mi esposo y con mis amigas. ¿Cómo puede una persona dejar de ser un brillante lucero para convertirse en una sombra?

En fín, que Stacy le hizo caso a esa vocecilla que llevaba en su interior, le pidió a su amiga que le acompañase y le ayudase con sus bebés, mientras ella cantaba. Y lo hizo como sólo ella sabe hacerlo. Con todo ese remolino de emociones acumuladas, sintiendo y viviendo en cada palabra, en cada nota, como aquella canción había sido prácticamente compuesta para ella. Me dió tanta ternura cuando dice que se espera a que sus niños duerman para meterse al baño, cerrar la puerta y entonar los temas de Celine Dion. Sólo una amiga la acompañó, mientras otros participantes acudían con toda la familia, padres, hermanos, primos, sobrinos… ella, su amiga y sus 2 bebés. Cuando habla del premio, dice que necesita dinero para su niño, quien comienza a estudiar y quiere tener con que pagar su educación. No dijo: quiero viajar, tener joyas, vestidos. Habla de su hijo, de su precioso niño.

No sé si Stacy logre llegar a la final, no sé si gane este concurso (pelea por un contrato de 5 millones de dolares), lo ignoro por completo. Pero para mí, el hecho de juntar ánimos y dejar de creerle al (los)  cretino(s) que dudaron de su talento, presentarse e interpretar una canción frente a 4,304 almas en vivo, con el corazón abierto, es sinónimo de triunfo. Para mí, Stacy Francis, eres una triunfadora.