
A mediados de Septiembre 2020 llegó a mi correo la invitación para participar en el World Wide Photo Walk 20, debido a que el año pasado quedó registrada mi dirección electrónica al suscribirme al evento.
¡Ah, es cierto! ¿Cómo irá a estar la onda este año, con lo del Corona, SuSana Distancia y el alcohol en gel? No, bueno, ¿Irá a liderear Miguel Espino de nuevo? Sí quiero hacer la caminata, tengo que inscribirme… al rato veo los requisitos. Y el rato duró como 20 días y nada, ni me inscribí, ni busqué a Espino, ni investigué, ni na’ de na’. Muy dispersa yo. La procrastinación, esa añeja compañera.

Total el sábado tuve que ir al centro, aproveché a tomar el sol, el aire, el smog y algunas fotos. Caminé alguito, lo acostumbrado, sólo que en esta ocasión a plenas 2:00 pm como que me volé la barda un poco con lo del sol.

En algunas partes, como la Plaza Mayor, parecía domingo por la mañana, sólo un par de personas y un pequeño grupo de chicos charlaba amenamente. Pero ya más para la Hidalgo parecía que no había Cuarentena alguna, montones de gente recorriendo las tiendas en ambos sentidos, de plano, no me atreví a entrar a la dulcería, al ver a tantas personas tan juntas.

Caminé despacio, sin prisa, como hace tiempo no lo hacía, descubriendo nuevos detalles en las viejas y conocidas calles, muchos negocios cerrados temporalmente y otros tantos de manera definitiva, me hicieron evocar tardes de paseo con mis criaturos, los sábados de Morelear, las vueltas a la Presidencia y la clásica agua Celis frente a Benito Juárez.

Encontré de casualidad a un señor que vende libros usados por la Juárez, resulta que lo conozco desde niña, cuando su puesto lo tenía al exterior del Mercado Villa, MiPapáA (abuelo) solía ir con cierta frecuencia por carne o frutas y dejaba estacionada la vagoneta cerca del los libros… yo me quedaba embobada viendo aquellas enciclopedias, discos LP’s y lomos de libros con olor a antiguo. Insistía a MiPapáA que me llevara algún tomo o disco, -luego mi’ja, luego- contestaba invariablemente.

El «luego» llegó cuando estudiaba en el Tecnológico y no conseguíamos por ningún lado el libro de COBOL, aymiartritishijitosh, MiPapáA me llevó a donde el Sr. de los libros viejos y ahí me lo compró. ¡Hasta que se me hizo! En alguna ocasión llegué a venderle revistas de cine. El tiempo pasó, de repente en alguna vuelta iba yo y me compraba cuentos de Archie, usados claro, como los libros. El tiempo siguió pasando, tumbaron el Mercado, reubicaron a los locatarios y ya no ví al Sr. hasta que iniciaron la Feria del Libro usado y adquirí diversos textos para mis hijos.

Todo lo bueno se acaba y dejaron de realizar la Feria, nuevamente le perdí el hilo al Sr. hasta ésta tarde que lo reconocí, un poco más encorvado, un mucho más canoso, pero con su misma jovialidad, -pásele Señorita, hoy tenemos descuentos- O sea… usados y con descuento, no me diga más, de aquí soy.

Me topé con la agradable noticia de que el Museo Paleontológico abrió de nuevo sus puertas al público, al igual que el Museo Arocena, el del Ferrocarril, la Casa del Cerro y varios lugares de interés.





Tenía ganas de seguirle hasta la Alianza, sin embargo debía regresar a casa para alimentar a los retoños, así que caminé otro par de cuadras más, preguntándome qué día tocaría el World Wide Photo Walk. ¡Cuál sería mi sorpresa, cuando por la noche entré al sitio oficial y me enteré que precisamente ese día se llevó a cabo, de manera individual y con transmisiones en vivo desde varias partes del mundo! ¡Ay la despistada de mí! Pues sí, estimado lector, hice mi propio Photo Walk sin querer queriendo.






P.D. Mis hijos y MiEspo me regañaron por no decirle nada al Sr. de los libros viejos, por haberme guardado el recuerdo. Ya sabe, yo la despistada. 😦
P.D.2 El último bloque son tomas de otro día, sólo quise incluirlos aquí, porque ya sabe, nada que ver en Torreón.
Y te quedó genial!!
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¡Ay que amable Dácil! Gracias por pasarte a comentar.
Un besote.
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Si el rato duró 20 días fue un ratootootoooteee. 😛
Me acuerdo del señor y justamente cuando tumbaron el mercado me pregunté a donde iría a parar.
¿Qué libro compraste esta vez?
Saludirijillos.
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Nombre, es que esos ratos de duración variable…
Pues quedó por la Juárez, a media cuadra de la Plaza Mayor hacia el oriente, cerca de un puesto de Pan Bimbo Caducado.
«Como agua para chocolate» de Laura Esquivel 😀
Un abrazote Franciscou!!!
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