Recorrido guiado con títeres
Dentro de los festejos del 25° aniversario del Museo Histórico Casa del Cerro, el penúltimo domingo de cada mes se llevan a cabo los recorridos guiados con títeres de gran formato, el cupo es limitado a 25 personas de manera gratuita.

A estas alturas del partido, el único que me sigue el paso (y eso a veces) es MiNene. Así que agarré mi chiquillo molón y nos fuimos de pata de perro a la Alianza, para visitar de nuevo, uno de los sitios que más admiro: La Casa del Cerro. Y claro, para ver a los títeres, que no los conocíamos de gran formato, esto es: los titiriteros están medio disfrazados, llevan una cabeza falsa al frente y actúan con uno de sus brazos dentro del cuerpo del títere. ¡Ay, caray!

En lo que iniciaba la siguiente función paseamos alrededor de la casa, apreciamos la vista que en su momento tendría el Ing. Federico Wulff y aprovechamos para tomar aire que la subida por los treinta y tantos escalones nos había robado. *Cada vez que vamos los volvemos a contar y se me vuelve a perder la cuenta.




De entrada ví un letrero que no estaba en mis anteriores visitas: Prohibido tomar fotografías ¿Qué, cómo, porqué? ¡Pero si yo las tomo sin flash! Pos sí, no hay permiso. ¡Chiclessss! Bueno, está bien 😦 sirve que pongo más atención a la explicación. *Ella corre a su archivo digital*

El mayordomo Hans y la cocinera Adelaida (¡tssssss, tssssss!) hicieron las delicias de chicos y grandes, con su peculiar y graciosa forma de contarnos como era la vida de la familia Wulff, entre que se me olvidan las cosas y entre que cada vez descubro nuevos detalles, estaba como niña chiquita en juguetería. Al final si contesta correctamente le regalan una máscara del Ing. Wulff para colorear. Adivine quién sí supo la respuesta.⤵️

Un poco de historia

El Chalett Wulff es una casa de estilo alemán, construida en 1905 por el Ing. Federico Wulff, quien fuera el encargado de trazar las calles de lo que posteriormente sería la Ciudad de Torreón. Wulff eligió una colina frente a la estación del Ferrocarril para de ahí supervisar la obra. Famosa es la anécdota del error en la conversión de pulgadas a varas, por lo que las manzanas y avenidas resultaron ser más amplias que en el resto del país ¡Gracias Don Fede!

Su construcción en forma hexagonal ayuda a distribuir los rayos de sol de manera que no sobrecalienten pared alguna. Ésta casa fue de las primeras en contar con energía eléctrica y agua potable ¡Todo un lujo en mitad del desierto! Hasta alberca tenían ¿Pos quiubo?

A excepción del piano el resto de los muebles, aunque son de la época, es poco probable que hayan pertenecido a la familia. Algunos retratos nos dan una mejor idea de como lucían los hijos y empleados de la casa. El piso en su mayoría es el original, salvo algunas partes restauradas, como la madera, claro está.

Me encantan las piezas antiguas, en especial las pertenencias personales como carteras, vestidos, artículos de aseo (colonias, cepillos, espejos), papeles escritos a mano, muñecas, tengo especial afecto por los baúles… ¡ay, qué me da!

El área del recibidor cuenta con una pared giratoria, por un lado mostraba juegos de mesa, por el otro era un bar, para agasajar a los invitados. Ésta pared es compartida con el comedor. De igual modo, en el mismo comedor había un despachador para la comida, a manera que los comensales no tuvieran que ver a los empleados (en la cocina) que servían los alimentos. Medio elitista el asunto. 😦

El Ing. Wulff y su Sra. dormían en cuartos separados, a menos que quisieran intimidad, en cuyo caso, ocupaban la recámara con baño, cof, cof, por aquello de la higiene y esas cosillas. Supongo que durmieron con frecuencia en la citada alcoba, ya que procrearon 7 hijos.

Los años pasaron, los hijos crecieron, Tulitas tenía un pretendiente, su padre desconfiaba:
-"Que venga a verte a la casa", solicitó el Ing. -"Cada día lo hará", respondió Tulitas
Así, subiendo diario los [Inserte aquí cuando tenga el dato] peldaños de la escalinata, le demostró al Ing. Wulff que sus intenciones con Tulitas eran serias. Por cierto, el Ing. no subía esos escalones andando, sino que montaba su caballo y por toda la vereda lo conducía hasta apearse en lo alto. No, si tonto no era. 😉

La familia Wulff hubo de abandonar su hogar al iniciarse la Revolución Mexicana, fue usada como trinchera por los Villistas, por lo que la casa pasó por diferentes dueños , hasta quedar en el abandono. Afortunadamente en 1994 fue rescatada y restaurada, para darle un nuevo propósito: Museo Histórico de la ciudad de Torreón.



Otro montón de anécdotas y costumbres de la época podrá conocer si se acerca a este recinto en la primer oportunidad. Y si es en recorrido guiado, mejor.
P.D. Las tomas interiores corresponden a visitas entre el 2012 – 2015, usted que ya me quería regañar. ¡Toto mmh!
- Museo Casa del Cerro
- Calzada Industria s/n, col. Durangueña, Torreón
- Tel. 871 716 5072
- Horario: Martes a Domingo de 10:00 a.m. a 4:00 p.m.
Más información
Lo de la gente disfrazada de títere es un poco siniestro, pero la historia del lugar sí es interesante. Puede que hayan prohibido las fotografías para que la gente no se retrase en la visita, no por los flashes. Si hay que esperar a que cada uno de los visitantes haga la foto de una cosa se pueden tirar diez minutos en cada rincón esperando a que acaben todos.
Siete hijos son muchos, pero la mujer estaría constantemente embarazada, así que si vivieron allí unos 20 años quizá sólo usasen esa habitación una vez cada dos años ;P
Aquí en España en las casas antiguas todavía hay carteles que indican cuales son las puertas que debía usar el servicio. Me hace gracia que los ricos de la época no quisieran toparse con los criados en ningún momento. Debía crear la falsa ilusión de que les cocinaban y limpiaban unos duendecillos.
Muy interesante visita 🙂
Besos!
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Vistos así sí lucen extraños los títeres, pero empiezan su show y te lo pasas tremendo, aprendes y te diviertes. Me dió mucha risa que al final les agradecí a cada uno y les daba la mano queriendo apretar la mano real y ellos me daban la mano falsa 😛
La verdad sí se me hizo raro que ya no dejen tomar fotos, pero es buen punto el que comentas, de hecho el recorrido que me tocó empezó 20 min. tarde por que el grupo anterior se entretuvo no sé en qué… ¿Tomando fotos?
Costumbres que a lo mejor hoy nos parecen ridículas, como también las nuestras les parecerán divertidas o raras a la gente del futuro: ¡Mira que hacer la duck face frente a la cámara!
P.D. Ya me imaginé a los duendes haciendo el «puré de frijoles» como cuenta Tulitas en su libro.
Muchas gracias por tus comentarios Doctora, los aprecio mucho.
Tres abrazos!!!
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Como que si andan dando ganas de visitar la casa del cerro otra vez, pero no, primero casita Mudéjar 🙂
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La Casita Mudéjar entre semana y el dominguito La Casa del Cerro, la Alianza y finalizas en el Museo del Algodón 😉
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Es que no puedo entre semana 😦 nomás los domingos.
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Es que se me hace que no abren la casa Mudejar en domingo 😦
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y qué fue de la familia cuando dejó la casa? se caso Tulitas? xD
los títeres a mí también me dan un poco de cosa, pero leyendo a la Doctora tiene sentido que no dejen tomar fotos. En una casa señorial que visitamos en Chile podías pedir que te mandaran fotos a tu email si lo que querías era el recuerdo xD
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Se fueron a Texas, y Tulitas sí se casó 😀 ¡De algo sirve subir tantos escalones a diario!
A mí me gustan mucho los títeres, he visitado algunos museos donde explican la diversidad que hay en el mundo y todos están padrísimos 😀
Es una buena opción, que te las manden al correo, yo tomo tantas que me acabo enseguida la memoria o la batería, o ambas dos.
Un gustazo tenerte en el blog.
Un abrazote Fran!
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