Publicado en Maternidad

Duermes

Duermes hija mía. Y en tu rostro se muestra toda la ternura y la paz de la que sólo los ángeles pueden disfrutar. Tus largas pestañas enmarcan tus enormes ojos, chocan cual aleteo de mariposa con uno de tus tres lunares que forman un caminito precioso que desciende a tu mejilla izquierda.

Tu piel, tibia y suave, nueva y mía, comienza resecarse un poco en el área de tus manos. Creo que es porque has trabajado mucho con resistol, corrector y otros productos en la escuela. O quiza porque ahora juegas con tierra y te trepas a los juegos más que antes. No lo sé. Pero tus delgados dedos están creciendo mucho. Toda tú mi niña, pronto dejarás de ser una chiquita para convertirte en señorita. Tu cuerpo cambia, tu corazón también.

El tiempo, como siempre, pasa tan de prisa cuando de tí se trata. Hace tan poco te tenía en mi regazo, ahora tienes curiosidad por saber lo que es el primer beso. ¡Mi niña hermosa! ¡Tienes tanta prisa por crecer! ¡Disfruta tu niñez! ¡Cuando menos acuerdes habrá pasado como el vuelo del colibrí!

Quieres hacer tantas cosas, que no te alcanza el día: vas a la escuela, al curso de la USAER, al coro, al catecismo. Hoy se te ocurrió asistir a la patrulla juvenil, llegaste rendida, apenas tomaste un respiro y un poco de agua y ahí vas corriendo al ensayo del coro y después a la ceremonia del miércoles de Ceniza. Así, que al volver, alcanzaste a bañarte y justo a mitad de tus ejercicios te quedaste dormida. Profunda y plácidamente dormida.

Te coloqué las calcetas en los pies desnudos, te cobijé como cuando eras bebé, te peine tu cabello aún húmedo. Despertaste un segundo, tus ojos rojizos y llorosos denotaban el cansancio que sentías. Parecías preguntarme ¿Qué haces aquí mamá? pero tus labios ni siquiera se movieron, volviste a cerrar los ojos y a aletear esas bellas pestañas que Dios te dió. Ahí me quedé unos minutos observándote. Llenándome de tu respiración y del calorcito de tu cuerpo. Sigues siendo una niña. Una tierna niña, que sueña con hadas y príncipes, que quiere luchar contra dragones y explorar al lado de dinosaurios, que igual baila una canción moderna y lee un libro de una sentada. Pero estás transformándote en una pequeña señorita que se sonroja al ver al objeto de sus ilusiones.

Aún me tienes confianza. Quiero que no me la pierdas. Quiero que puedas contarme lo que sientes, lo que te pasa, lo que temes. Quiero que Dios me dé sabiduria para aconsejarte y paciencia para no juzgarte. No quiero ser tu amiga, quiero ser tu madre y que tú me veas así, como aquella persona que no te miente y que aunque se equivoque, siempre hará lo que crea mejor para tí.

Sé que te regaño mucho, que a veces puedo parecer muy exigente. Sólo deseo que seas una persona de bien, que sueñes y luches por tus sueños, que seas feliz haciendo lo que te gusta, que tengas disciplina y responsabilidad, orden y templanza. No lo hago por fastidiarte, necesito que te sepas valer por tí misma. Anhelo verte crecer, ver como vas alcanzando lo que querías, acompañarte cuando descubras todo el potencial que tienes, estar ahí para tí cuando alguien te rompa el corazón, tratar de darte una razón para cada uno de tus porqués.

No soy la mejor, ni la peor, simplemente soy tu mamá. Quien daría la vida por tí si fuese necesario. Quien olvida lavar el uniforme a veces, quien te busca el chocolate en el súper, quien recoge esas muñecas que dejaste debajo de la cama, quien sueña con que un día puedas usar zapatillas en vez de zapatos ortopédicos, quien te presiona cada noche para que uses tu aparato dental.

Siempre te esperé, siempre supe que tú vendrías a mí, que serías mía y yo de tí.

Te amo, mi princesa, mi niña soñada. Y me gusta tanto verte dormir. 🙂

Autor:

Varias ideas rondan mi mente, muchas palabras quieren salir, pocas personas que quieran oir lo que en ocasiones me es dificil decir

30 comentarios sobre “Duermes

  1. Que lindo!!!! hiciste que una lágrima asomara, solo que el pudor no la dejó salir, jejeje.

    Hay tantas cosas que uno quisiera poder decirle a los hijos (y que ellos lo entendieran), porque es algo que ya vivimos (pero bien dicen, nadie experimenta en cabeza ajena). Yo sobre todo le daría le mismo consejo: ¡Disfruta tu niñez! disfruta cada etapa, no te apresures, no quieras vivir tan de prisa porque el tiempo pasa muy rápido sin necesidad de perseguirlo… pero confieso que es algo que me decía mi madre, y no le creí, no la escuché… espero que el Gabielín sí me escuche a mí (que yo me sepa hacer escuchar).

    Algún día también reclamé porque mis papás no se ganaban mi amistad… ahora entiendo que ellos siempre tuvieron otro lugar… pero a ver si me hubieras conocido a los 14!! uff! pobre de mi madre!

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    1. Bere:
      Es cierto, nadie escarmienta en cabeza ajena, yo cometí muchos errores cuando niña y adolescente, era muy rebelde y también, como la mayoría, tenía mucha prisa por crecer. Si te hubiera conocido entonces igual seríamos amigas, pues tu escencia es pura y eres a todo dar.
      A diferencia tuya, yo nunca quise ver a mi mamá como mi amiga, pero ella sí. Creo que es una de las cosas que no ha terminado de fraguar en esta relación, pero esto es tema para otro post (Traumas infantiles-juveniles, Faith sabe de lo que hablo, HEHEHE!)
      Gracias preciosa por pasarte por acá! 🙂
      Sé muy bien que compartes sueños y miedos acerca del futuro de Gabrielín, pero él tiene una súper mamá, recuérdalo! 🙂

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      1. Jajaja, hay que abrir un carnaval de traumas infantiles!! mira, lo único positivo de esos traumas, es que si logramos superarlos, podemos ayudar un poco más a nuestros hijos. Además que recordar cómo éramos a esa edad, nos hace ser un poco más empáticas con ellos, aunque sean diferentes a nosotros, sí que recordamos ese «es que tú no me entiendes».

        Abrazos.

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        1. Sí! me agrada la idea! En nuestro carnaval de «Traumas infantiles y porqué demonios soy así como soy» tenemos a la invitada de honor… HAHAHA! Ok Not! 😛
          En serio que sí, yo recuerdo todo eso, por ello quiero para mija lo que a mí me faltó y parte de lo que sí tuve… No todo fue tan malo ¿verdad?

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  2. Ayy Oli a veces es tan difícil … Recuerdo que cuando quede embarazada alguien me dijo que la maternidad viene con paciencia incluida…. Yo no soy la mas paciente, pero pido lo mismo que tu: verlos y estar cerca sin juzgar … (Yo también les hablo cuando duermen, y me llena el alma verlos así… )
    Bs.
    Carla

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    1. A mí no me dieron mi ración de paciencia, ya voy por el tercero y no me la han surtido 😦
      Por eso le pido tanto a Dios me ayude con la paciencia, lo malo es que yo la quiero ¡YA! y Él me la da en dósis diarias de gotitas…
      Son hermosos cuando duermen, parecen angelitos, unos los ve igualitos que cuando bebés, aunque tengan 5, 10 o 20 años.
      Besos recibidos 😀

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    1. ¡Gracias Dácil! No creo que mija esté de acuerdo en eso, seguido me reclama ¿Porqué eres así? y no pretendo que me entienda, sino que mi proceder surta efecto positivo en su comportamiento…
      Pero ¡muchas gracias! porque me animas y me comprendes 😀

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  3. Pero nena! podre empezar a escribir un comentario en tu blog alguna vez sin llorar como marrana? Me sentí muy identificada con tu carta. Mi princesa comienza la escuela primaria el martes que viene y todavia no puedo creer lo rápido que dejo de ser un bebe para convertirse en «niña mayor»…Me llena de orgullo y a la vez de nostalgia…
    Comparto tu carta Oli querida…es sencillamente PRECIOSA

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    1. ¡HAHAHA! ¡Ay Bren! ¡Me hiciste soltar una carcajada, que hasta mi esposo vino a ver de que se trataba! ¡Usted niña, que tiene el alma llena de bondad!
      La escuela primaria… ¡Que grande es ya! Y tú no alcanzas a comprender como el tiempo pasó tan de prisa y se te escurrió de entre las manos… ¡ya, ya! Disfruta esta nueva etapa, ahora será una niña nueva y tú tendrás también que ser una mami nueva, habrá mucho aprendizaje, muchos cambios, nuevos retos y más amistades, para ella y para tí ¡A ampliar la tribu!
      Beso y abrazo apapachador con pañuelo incluido. 😛

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    1. ¡Gracias por tus palabras Elizabeth! Las aprecio sinceramente. Yo creo que esos sentimientos los tenemos hacia aquellos seres que hemos visto nacer y crecer, sean hijos, sobrinos, nietos, alumnos o hasta vecinos. Queremos enseñarles el camino, protegerles de caer, avisarles del peligro…
      ¡Un gusto enorme el tenerte por acá!

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  4. Es simple y sencillo, me hubiese encantado tener una mamá como tu. Eres tan linda, tan tierna, con tanto amor, que bendición tienen tus hijas al tenerte, te quiero mucho, eres una gran mujer y una gran mamá. Mil besos.

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    1. Me dejas muda Aubanel. Muchas veces me siento muy mala madre, me dejo llevar por el cansancio, el enojo y la frustración… cometo muchos errores con estas pobres criaturas, espero que ellas me logren perdonar…
      ¡Gracias por tus palabras tan hermosas!

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  5. Como te descubrí hace poco, no había tenido la oportunidad de leer esta entrada. ¡Es preciosa! A mí también me encanta verles dormir. ¡Desprenden tanta paz! Y por un momento les sientes aún más «tuyos». Qué rápido crecen… Han pasado cuatro años desde que la escribiste y se habrá convertido ya en esa señorita que decías que estaba cerca… espero que haya sabido confiar en ti y sentirse protegida y amada por una madre tan buena.

    Un saludo

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    1. Se ha convertido en una señorita, sí, ciertamente.
      Aún la vigilo cuando duerme y vuelve a ser mi pequeñita (aunque la verdad está más alta que yo).
      Sí me tiene confianza, pero se guarda muchas cosas… tenemos nuestros momentos de paz y de guerra también.
      No creo ser buena, sigo cometiendo muchos errores…
      Gracias, gracias por cada palabra.

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  6. No importa su talla, ni siquiera su edad, siempre serán nuestros «pequeños»…
    Me alegra que te tenga confianza, pese a que se guarde cosas. Creo que es algo normal. Y en la convivencia, y sobre todo a determinadas edades, también es normal que los momentos de paz se alternen con los de guerra. Seguro que no son tantos los errores y que te exiges demasiado a ti misma. No hace falta ser perfecta para ser buena madre, estoy convencida de que lo eres…

    Un abrazo

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