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Danza en paz

Día 12
Me toca hacer guardia nocturna en el hospital. Mis hijas están con mi marido, así que vengo tranquila (relativamente hablando). Espero ansiosamente que den las diez de la noche, en el lapso de media hora es cuando el Doctor en turno sale a dar el informe del estado de mi mamá Gelo. Será una noche larga. Sé que no la veré, me conformo con saber cómo se encuentra.

Los minutos corren, al médico le hablan de urgencias, se va él y todos los demás doctores. Ignoro si terminaron turno o se van todos a emergencias, normalmente las noches de fin de semana hay mucha actividad. Voy y me asomo al cuarto: Monitores, Cables, Reportes sobre la mesa, ruiditos… no hay una sola enfermera ni un sólo médico a quien preguntarle. Me quedo viendo un ratito las hojas con datos clínicos así como el monitor desde donde se observa la actividad cardiaca de mamá.

Allá está ella, respirando ritmicamente, luce como si no estuviera. Veo su cuerpo, más su rostro no refleja emoción alguna. Es muy extraño. No me acero, no quiero alterarla, sólo verla. En casa me levantaba por las noches a verificar su aliento. Igual, pero diferente… no sé cómo decirlo.

Pasa mucho rato, regresan las enfermeras, les pregunto por mi mamá, me regañan, que no debo entrar, que el doctor me hablará y me dirá que pasa. ¡La dejaron sola por mucho tiempo! 😦 Quiero suponer es porque está estable. Grave, pero nivelada.

Me siento como contorsionista, olvidé traer algún cobertor, la refrigeración está muy alta y yo ya no sé de que manera enroscarme-estirarme en las sillas del área de espera. Dormí a ratos en las sillas azules.

Día 13
Ya amaneció, cambiaron de turno, llegó mi tía a suplirme y el Doctor ni sus luces. Le dejo la tarjeta de teléfono: –Llámame por cualquier cosa, cuando te den el informe- le suplico. Decido ir a casa de mi mamá, en vez de regresar a la mía, hay mucho trabajo por hacer y me queda más cerca por si quiero dormir. Quiero dormir, pero no tengo sueño. Traigo mucha inquietud. Me siento muy muy extraña. ¿Será el desvelo?

Mi mamá ya me mandó a dormir varias veces, no obedezco… ella se empieza a sentir mal: la cabeza, el estómago… sólo espero en Dios, confío en que no tenga una crisis.

La casa está limpia, la ropa lavada, ya me duché, desayuné, comí, las plantas regadas… Suena el teléfono, una vez más el corazón se me estruja… es la voz de mi tía: -¡¡¡Ya, ya, vente rápido, traete a tu mamá, ya!!! – me dice sollozando. ¿Ya qué? ¿Ya se murió? ¿Ya se puso más grave? ¿Ya se la dieron? ¿?

Tiemblo, no me puedo controlar, el corazón me quiere estallar… ¿Qué hago? ¿Qué hago? Le llamo a mi hermano, le llamo a mi tío, pido un taxi… Me llama mi hermano que viene por nosotras, cancelo el taxi… Vamos a toda prisa al hospital –Cálmate mamá, tal vez el Doctor sólamente quiere hablar con nosotros– le dice mi hermano a mi mamá. Seguramente cuando lleguemos, nos van a salir con lo mismo: Está grave, pero estable.

Llegamos, bajamos mamá y yo, nadie nos impide la entrada, el corazón se me sale por la boca, el elevador no abre sus puertas, subo corriendo las 4 escaleras… veo a mi tía con un gesto de dolor… me toma por los hombros, me sienta en la silla mientras me dice… ya falleció… ya falleció la están desconectando…

Sale mi mamá del elevador, ve su cara, ve la mía… lo mismo… ahí las 2 sentadas, nos paramos, nos volvemos a sentar, mi mamá está llorando abrazada a mi tía… cuando volteo de nuevo ya están mi hermano y mi tío al lado de nosotros. Algo nos explica mi tía, que sus pulmones estaban muy dañados y le pusieron sangre (¿otra vez?) porque la hemoglobina estaba bajando… que el doctor había salido informando: Hice todo lo que pude…

La trabajadora social nos da las indicaciones pertinentes, nos lanzamos mi hermano y yo a casa por algunos papeles y la ropa para mi mamá Gelo. Mi mamá siempre fue muy organizada, sabíamos donde guardaba el contrato de la funeraria y su acta de nacimiento. Al tiempo que mi hermano hacía unas llamadas, yo abría un cajón de la cómoda y los ví…

Ví a mi papá Amadeo, sonriendo feliz, sus mejillas chapeteadas, era él. Escuché su voz llamándola: -¡Chapa, mi Chapa!* Su mano derecha tomó la mano izquierda de mi Mamá Gelo. Mi mamá lucía más joven, su rostro resplandecía, sonreía dichosa… la tomó, la abrazó, comenzaron a bailar dando vueltas, entre nubes blancas y azules. Atrás de ellos las columnas que ya había visto antes.

 

*Mi papá le decía Chapa, Chaparra de cariño

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Varias ideas rondan mi mente, muchas palabras quieren salir, pocas personas que quieran oir lo que en ocasiones me es dificil decir

21 comentarios sobre “Danza en paz

  1. Leí hace tiempo que nadie nos deja para siempre mientras la guardemos en nuestros corazones. Y sé que si es así, no nos dejará nunca.

    Me ha gustado mucho la forma en la que has cerrado el post, me ha encantado.

    Ánimo y fuerza, Oli, que desde aquí hay alguien que se preocupa por todos vosotros.

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  2. Lo siento mucho Oli….. No te voy a decir que ya descansa, que ahora está mejor, o que ya no sufre. Solo sé que ya no está y eso te duele. Por eso te abrazo desde la distancia.

    Sabes? Hace muchos años mi tio abuelo estaba en la misma condición que tu abuela, en terapia intensiva, inconsciente y recien operado de una hemorragia que ningun medico se explicaba de donde venia, hasta que sus hijas, buscaron un médico de otra ciudad (ellas también son medicos) y consiguieron el problema y lo repararon. Dejaban entrar visitas, supongo que era una especie de beneficio porque sus hijas trabajaban ahi, pero eso si, con batas y tapabocas y todo, y un par de minutos, solo a verlo. Una prima, nieta de él, tenia miedo de entrar a verlo, porque no queria verlo con tubos, cables, monitores y demás, le daba miedo verlo así, yo le dije que lo hiciera, que entrara a verlo, que a lo mejor el queria escuchar su voz, le dije que lo hiciera, no por ella sino por su abuelo. Esa tarde lo hizo. Entró, lo vió, le habló y en la noche falleció. Supongo que mi tioabuelo queria despedirse de todos, y solo faltaba ella.

    Lo que quiero decir es que a lo mejor tu abuela sintió tu presencia en la noche que te «colaste» a verla. Sientete tranquila que hiciste todo lo posible por ella, y ella hizo todo lo que pudo por ti.

    Abrazos fuertes.

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  3. Oli,

    Siempre me a parecido un tanto difícil encontrar las palabras adecuadas (como si existieran) en momentos como este. El dolor por la perdida de un ser querido, es profundo y siempre tarda en sanar, porque están en nuestro recuerdo con muchísimo cariño. El Pasado Julio, perdí a mi Madre, fue algo muy doloroso, pareció que solo espero a que llegara para despedirse, lo cual, lo hizo mas doloroso. Le acompaño en su dolor, mi Familia y su servidor le acompañamos en nuestras plegarias. Respetuoso abrazo.

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    1. Siento mucho lo de tu mamá William, su ausencia duele, nada de lo que diga podrá mitigar tu sufrimiento, sólo quiero que sepas que estoy contigo. Recibo con agrado tu compañía y con esperanza tus oraciones. Gracias.

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  4. Olivia, me alegro de que Ma Gelo este bailando junto a su compañero. Volver al origen y reencontrarse con el ser amado es una nueva forma de vivir. Y es que más allá de la muerte queda siempre una lección de vida que tú has aprendido muy bien. Ahora es tu turno de preservar esa enseñanza que te heredó Ma Gelo para trasladarla a tus hijas. Ellas serán las orgullosas portadoras de esa forma de ser, de amar, de querer. Mantener la unión familiar es el mejor homenaje que podemos rendir a nuestros muertos. Porque algún día todos partiremos es mejor sembrar la semilla del amor en nuestros hijos. Un abrazo desde la distancia que nos separa, que la pena sea leve y la resignación llegue pronto. Te queremos.

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  5. A veces no queremos que sufran mas. Solo cuando el dolor se retrata en un ser querido , en su rostro o en sus palabras queremos lo mejor para ellos. Nos duele no tenerlos pero ya no sufren. http://joaquinluciano.blogspot.com/2010/04/con-isa.html aquí el rostro de mi joaco 23 días antes de que su cuerpo no resistiera mas los embates del cáncer. Te entiendo cuando uno no quiere que sufran mas. Un beso enorme y el mejor de los recuerdos

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    1. Carola no tengo palabras para describir lo que sentí al leer tu comentario, mucho menos al visitar tu blog. Sólo atiné a comentarte que Joaquín es un ángel y tú también. Anoche lloré tanto, grité y saqué todo lo que traía, pensando en mi mamá y también pensaba en tí… ¡Que valiente eres! Recibo el beso, te envío otro de regreso.

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