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Reunión Familiar

Pachita tenía 17 años cuando se casó. Delgada y muy derechita, de carácter firme y muy segura de sí misma, Pachita engendró una niña a la que nombró María de los Ángeles.  La pequeña Angelita creció y se casó a la tierna edad de 15 años, pues en aquel tiempo eso era lo que se estilaba. No tuvo hermanos, ni hermanas. 
Tal vez eso fue lo que la animó a procrear 10 hijos, de los cuales sobrevivieron 8: 6 mujeres y 2 hombres. Pero no conforme con eso, Angelita y su marido Don Federico, adoptaron otros 2 niños y dieron alojamiento a 2 personas más. Cada hijo con su personalidad muy particular, daba a esta familia una gamma muy amplia de emociones, vivencias y experiencias. Ellos tenían una tienda en un rancho y eran muy apreciados en la comunidad.

El tiempo, como siempre, pasa muy de prisa. Dejaron la tienda y se mudaron a la ciudad. Cada hijo creció, unos se casaron, otros no. La familia comenzó a expandirse. Llegaron los nietos y al cabo los bisnietos. A ésta línea del árbol pertenezco yo.

Así, llegaban las fechas festivas, día de la madre, cumpleaños y santos, Navidad y fin de año. Todos se reunían al rededor de la mesa, con mi bisabuelita Angelita al frente, compartiendo la comida y los regalos. Mi bisabuelita Angelita era muy dulce, tenía su piel arrugadita y me gustaba mucho tocar sus delgados brazos. Ella planchaba con sus manos sin necesidad de usar la plancha. ¿Cómo lo hacía? No lo sé. Cuando recibía visitas sus ojitos brillaban a través de sus lentes, una discreta sonrisa se posaba en sus labios y nos decía: «¡que bonito muchachito, que bonito muchachito!». Un día, Dios la llevó con el resto de sus ángeles a iluminar el cielo. Pronto, la familia comenzó a separarse. Cada quien quería pasar esas fechas con sus «otras familias», no siendo conscientes de que seguimos siendo una sola.

Mi tío primo Ángel, tuvo a bien ocurrir, la iniciativa de juntarnos de nuevo en su casa. Se dio a la tarea de comenzar a llamarnos y contactarnos: tíos, primos, sobrinos, nueras, yernos, hijos, nietos, bisnietos, tataranietos, choznos, novios, amigos, compadres, uno a uno nos fuimos juntando de nuevo, recordando aquellas épocas de infancia y estrechando nuevos lazos con las generaciones recientes.

Llevamos algunos años de reencuentro y si bien, no está la familia completa, al menos un representante de cada familia normalmente se hace presente. Cada quién lleva un platillo para compartir así que se arma un buen buffete. Este año, tuvimos bacalao, carnitas, pollo, tamales, caldo de camarón, relleno de pavo, carne asada, pastel, dulces de palomitas y chocolate blanco y párale de contar que ya se me salió la saliva nada más de acordarme.  Fiesta en todos los sentidos es esta reunión. Al ritmo de la música, el abrazo sincero y el calor de nuestra gente no nos queda otra alternativa más que disfrutar.

-¿Y ese quién es?- Pregunta mi abuelita a quién yo siempre he llamado Mamá Gelo.

– Es el novio de la hija de su sobrina – Le contesto.

-¡Ah! ¿y ese otro?- Limpiando sus ojos llorosos, me cuestiona de nuevo.

-Es el segundo nieto  de su hermano , creo…

-¿y usted como se siente Mamá Gelo?

-¡Contenta de ver a mis hermanos, mis sobrinos y a todos los demás!

-Eso es lo importante

Autor:

Varias ideas rondan mi mente, muchas palabras quieren salir, pocas personas que quieran oir lo que en ocasiones me es dificil decir

6 comentarios sobre “Reunión Familiar

  1. Me hiciste llorar! No sé, me tocaste una fibra muy profunda estando mal parada…
    En verdad no me lo esperaba, qué linda redacción… Pero fundamentalmente que buenos sentimientos!
    Gracias Olivia =)

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  2. Vaya, qué bonita forma de rememorar buenos momentos, con la familia. Recuerdo que por parte de padre, antes hacíamos viajes y esas cosas…pero el que organizaba los viajes murió y ya no nos hemos vuelto a juntar…también es porque la media de edad de esa parte de la familia es muy elevada, y eso dificulta las cosas, aparte de que las relaciones no es que sean las mejores…sin embargo, por parte de madre, sí que son geniales, nos reunimos varias veces al año y siempre acaban contando mi madre y mis tías historias de cuando vivían en el pueblo cuando eran pequeñas…son grandes momentos

    Gracias por hacérmelos recordar!

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